Como "leónigan" convencido no tengo mejor forma de cerrar el curso musical que con mi admirado coro luanquín, a su vez broche de oro de un festival gijonés que he podido seguir en su totalidad, viendo su avance en estos 16 años donde he crecido y viajado muchas veces por ellos, sintiendo cada concierto como algo propio, apreciando los progresos (muchos) y sufriendo por los recesos (pocos), sintiendo ausencias y disfrutando incorporaciones, compartiendo el amor por lo que cantan, las enseñanzas del maestro P. Phillips, la ampliación de repertorios no siempre valorados por el gran público, y sobre todo ese "bien inalcanzable" que siguen anhelando: "el sonido perfecto" al que ganan terreno para darnos cuenta "que el ideal no está sino un poco más lejos".
El nombre del espectáculo era un dogma de fé, polifonía alemana del Renacimiento al Barroco teniendo al gran Lasso de sus años en Munich como primera parte, para en la segunda añadir órgano y violone del sajón Schütz, referente además de puente entre épocas, y finalizar con "el dios Bach" y dos motetes, buscando el diálogo con el alma, porque "nadie ha tocado un alma, ni la ha visto, ni escuchado ni paladeado. ¿Cómo cantar al alma? Con el eterno lenguaje abstracto de tres de los mayores creadores de belleza que hayan existido. Con una música que no nos dice nada, que no significa nada, que no tiene traducción, que simplemente es bella. Bella y eterna como bella y eterna es el alma".
Para Schütz nuevo derroche de combinaciones corales: los motetes Die mit Tränen säen, SWV 378 (10+9), el doble coro (13+12) a seis voces del Selig sind die Tote, SWV 391 y también Ich weiß daß mein Erlöser lebet, SWV 457 (7 mujeres +7 hombres) manteniendo uniformidad vocal y volcando emociones, sobre todo en el segundo, antes de afrontar nuevamente a doble coro y 8 voces el Deutsches Magnificat SWV 494, un magníficat alemán "magnífico", muestrario colorista de emotividad y buen hacer, contrastes de todo tipo con el complemento instrumental siempre en su sitio, órgano de registros bien elegidos y un bajo de arcos amplios fraseando con la cuerda masculina.