Se habla de despilfarros para encubrir el fraude y la estafa; se dice comisiones a robos masivos; se llama desvío al desfalco de cajas con el dinero de los contribuyentes; se dice interpretación de las leyes a prevaricación descarada; se ha venido protegiendo al delincuente y privilegiando al terrorista, marginando a sus víctimas y, en cierto modo, castigándolas económica y moralmente; se ha propiciado el independentismo y desenterrado el odio entre españoles con Estatutos Autonómicos inconstitucionales que permiten, entre otras cosas, prohibir el uso del idioma español en regiones de España, perseguir y multar a quienes rotulan el nombre de sus negocios en nuestro idioma oficial, El Español o Castellano.
Los despropósitos, negligencias y delitos que se han venido cometiendo en los últimos cuatro años, por no ir más lejos, son incontables. Y, si en cierta forma, todos nos podemos sentir culpables, lo cierto es, que ha habido unos máximos responsables, el Gobierno de Zapatero y el partido que lo ha sostenido, el PSOE. También la oposición, pero no en el mismo grado. El ciudadano de a pie debemos quitarnos ese complejo de culpa que podamos tener por nuestra impotencia ante el poder y, porque la mayoría, hemos reaccionado castigando en las urnas al principal responsable de este castigo que se nos ha infringido.
Ahora, debemos tener la esperanza, pero sin bajar la guardia, de que los políticos, en los que la mayoría ha depositado su confianza, actúen como se espera de ellos, que tomen las medidas más adecuadas para recuperar cuanto antes el bienestar de los españoles y exijan las responsabilidades correspondientes a los culpables. Debemos estar vigilantes y exigentes. El comienzo de Rajoy como Presidente del Gobierno no ha sido lo acertado que esperábamos, ha hecho lo contrario de lo que decía no iba ni se debía hacer.Que en su investidura dijera que “no tenía intención” de subir los impuestos, demuestra que sí sabía, por lo menos, algo de lo que se iba a encontrar debajo de las alfombras. No obstante, y aunque hasta ahora no ha sido santo de mi devoción, pienso que es muy poco el tiempo que lleva gobernando (no llega al mes) para que a él y a su gobierno se le quiera poner a la altura del de Zapatero, creo que sería injusto no concederle un poco más de tiempo antes de echarlo a los leones.
Tiempo al tiempo.
Virholmes