El reciente vertido químico en el río Besòs, causado por el incendio en la empresa Barnastock en Polinyà, ha tenido consecuencias devastadoras. Más de un millar de peces han muerto, y la calidad del agua ha sufrido una alteración severa. El incendio provocó la fuga de amoníaco y otros productos químicos que, arrastrados por el agua utilizada para apagar las llamas, llegaron a la depuradora de La Llagosta. Aunque la planta intentó manejar el vertido mediante depósitos de retención, no pudo contener toda la carga de contaminantes, resultando en la liberación de una parte significativa al río. La Agencia Catalana del Agua (ACA) ha abierto un expediente a Barnastock y está realizando un seguimiento intensivo para evaluar y mitigar el impacto ambiental.
Pez muerto a consecuencia del desastre. Foto de Jose Molis ( 22.VII.2024 )
Este incidente no es un caso aislado; los vertidos químicos en el río Besòs se han vuelto recurrentes. Los episodios similares han dañado gravemente el ecosistema, revelando la urgencia de mejorar las infraestructuras y regulaciones para evitar futuros desastres. La frecuencia de estos eventos subraya la necesidad de medidas preventivas más efectivas.
A pesar del grave impacto del vertido, la vida sigue encontrando su camino. Hoy, he visto una imagen esperanzadora: en el tramo final del río, se observan cinco cigüeñuelas.
Himantopus himantopus. Cigüeñuela. Cames llargues. Black-winged Stilt. Paco Torres, 26.VII.2024 en Sant Adrià de Besòs .
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