1. Ernest Hemingway: aunque tiene fama de ser un gran consumidor de vino, la realidad es que no era así, sino que tenía predilección por la absenta y, en concreto, por un cóctel que el mismo preparaba denominado «Muerte en la tarde», cuyos efectos se pueden imaginar simplemente con escuchar el nombre. Cuenta la leyenda, que estas sustancias avivaron su trastorno bipolar, enfermedad que padecía.
2. Ian Flemming: este escritor tenía otra bebida predilecta: la ginebra. Sin embargo, no era capaz de tomarse una o dos copas para estimularse, sino que en sus sesiones de escritura llegaba a tomarse más de una botella. ¡Más de una botella en unas dos horas! Impresionante. Desde luego, tenía aguante el hombre.
3. Edgar Allan Poe: sus problemas con la bebida no venían de las cantidades que tomaba, sino de una deficiencia cardíaca que padecía que hacía que su resistencia al alcohol fuese muy pequeña. Por mucho que intentó escribir sin tener que recurrir a estas sustancias, se dio cuenta de que sus mejores historias nacieron con una copa en la mano. Su bebida favorita era el Brandy Benny Heaven.
4. Truman Capote: a este famoso escritor era difícil verle sin una bebida en la mano. Sus sesiones de escritura eran maratonianas. Se sentaba al empezar la tarde y no se levantaba de la mesa hasta que casi había amanecido en el día siguiente. En esas horas, por su mano pasaba té, café e ingentes cantidades de martinis. El fin de sus días lo puso un cáncer de hígado a los 59 años.
5. Oscar Wilde: el autor de la famosa obra El retrato de Dorian Gray también tenía una grave adicción a la absenta y al champán, la cual quizás se quedaba pequeña cuando lo comparamos con su gran dependencia del opio para poder escribir. ¿Hubiera podido escribir su magnífica novela sin estas sustancias? Quién sabe.
Estos son cinco de los autores que más nos ha sorprendido encontrar con dependencia del alcohol y las drogas. Por desgracia, hay muchos más, así que os animamos a que los dejéis en los comentarios y nos expliquéis qué os ha parecido este artículo.