Qué feas que son las copias. Y todo lo pirata en general. Si recurrimos a ellas es por necesidad. Pero, como dice el slogan: prefiera un original. La "edición" que leí de Cinco esquinas es pirata. Me la regalaron y al equino obsequiado... bueno, ya saben. Mis ganas de leerlo pudieron más. Además que ni huevón iba a pagar las casi 70 lucas que cuesta. Pensaba, sin haberla leído, que tal vez no lo valía.Hacía tiempo que no leía un libro "en copia", como le dicen a los ejemplares piratas en Quilca. El último fue, justamente, también uno de Vargas Llosa: Travesuras de la niña mala, en el 2006, también, como ahora, era época de elecciones, también el precio era exagerado en esa época, también se lee en un día, días como los de ahora, pero de hace diez años. Esa sensación de deja vu, de que todo se repite, como una versión mediocre del pasado. Odio las versiones mediocres.Y creo que eso puede afectar la opinión sobre un libro. En este caso mi ejemplar en copia tenía algunas palabras mal escritas, algunos ausentes acentos y una página repetida de forzada relectura. A pesar de eso, se deja leer y tiene sus 22 capítulos completos y casi las mismas páginas como comprobé en una librería elegante. El problema es que, aunque me hubiera agenciado el libro original, seguiría, de alguna manera, siendo una "copia".Porque luego de leer Cinco esquinas, tengo la impresión de que es una versión soft, muuuy soft de otros libros vargasllosianos y que se está agotando la fórmula de repetir los mismos elementos. Al igual que en El héroe discreto, la historia gira alrededor de un chantaje. Las constantes menciones a salir del país, esa obsesión con el extranjero y la vida de lujo también nos hacen acordar otra parte de El héroe discreto, la de Rigoberto. En dicha novela, se reciclan personajes como los de Lituma, Fonchito, Lucrecia y el propio Rigoberto. En Cinco esquinas se reciclan varias otras cosas.Volvemos a adentrarnos en el submundo del periodismo amarillista, en ese lado desconocido de los medios de comunicación, que ha habíamos visto en Conversación en La Catedral y La tía Julia y el escribidor, y un personaje similar al Sinchi de Pantaléon y las visitadoras. Otra vez las escenas hot, tríos y cuartetos amorosos como en Conversación en La Catedral y en sus obras eróticas como Elogio de la Madrastra y Los cuadernos de Don Rigoberto.Sobre los personajes, hay dos mundos que luego se van mezclando: el mundo de los ricachones y el mundo de los jodidos. En el primer mundo, ocupan cada una de las cinco esquinas: Quique, Marisa, Chabela, Luciano y el Doctor. En el mundo de los jodidos se ubican en las cinco puntas del pentágono: Rolando Garro, la Retaquita, Ceferino Arguello, Juan Peineta y en la última esquina de las cinco, como hay muchos pobres y poco espacio, se encuentran apretujados Crecilda, Willy el Ruletero, Licia o Ligia, más muchos otros extras que pululan entre las líneas del texto. Uno se pregunta ¿ha desaparecido la clase media, verdad?Sobre las técnicas usadas, se incluyen en el capítulo XX los diálogos en tiempos mezclados, bien ejecutados, jugando con los tiempos, marca registrada del autor aunque nunca tan bien como, por ejemplo, en La casa verde. Otra técnica que usa es la del collage, incluyendo textos y entrevistas de la revista Destapes, como parte del capítulo XXI, al estilo de Pantaleón y las visitadoras o La tía Julia y el escribidor, pero no tan logrados.Un detalle que me gustó fue la presencia del felino Serafín. Siempre me pareció que MVLL prefería incluir canes en sus obras, no solo en el título de su primera novela, sino también como personajes: ahí está la Malpapeada (La ciudad y los perros), Judas (Los cachorros) o Batuque (Conversación en La Catedral). Saramago también es hincha de incluir fidos en sus libros, aunque no suele ponerles nombre: ejemplo de ello lo tenemos en Ensayo sobre la ceguera, La balsa de piedra, La caverna o Historia del Cerco de Lisboa. En cambio, Murakami o Cortázar, por citar a dos autores, son super gatófilos. Esta vez el Premio Nobel de Literatura 2010 optó por esto.Así como en el libro unos personajes necesitan algo para reactivar su vida sexual, creo que Vargas Llosa necesita algo para reactivar su mejor talento: obras telas como El héroe discreto o El sueño del celta así lo demuestran. Quizás un trío con Patricia e Isabel Preysler ¿no?En resumen, descontando algunas partes, la obra me dejó la impresión de ser mas de lo mismo, casi una versión "pirata", regularona nomás, de otros libros de su autor, a las que este tuvo que recurrir tal vez por la necesidad de mantenerse en forma escribiendo y entregarle algo a la editorial. Ahora sí lo confirmo: nica pagaba los S/. 69 que piden, por más 69 que se den en la novela. Prefieran el original.PD: Feliz cumpleaños, Mario.