Hacemos el balance de lo bueno y malo -como decía Mecano- pero sin duda el verso que canto con más ahínco es el de:
Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos.
Este año ha sido diferente ¡sin duda! este año aprendí a reírme. En grande. Sin reparo ni pudor. ¡Y que bien se siente oiga!
Como cada año no cumplí la lista de propósitos interminables pues simplemente NO LOS HICE. La nochevieja pasada me bebí una botella de champagne yo sola y baile como enajenada mental y lo único que me prometí a mi misma es intentar aprovechar el momento para ser feliz.
¡Y funciono! así que esté año además de las bragas rojas, el sacar la maleta a dar una vuelta fuera de casa, el ponerme un billete de 50 euros en el pie, el poner un anillo de oro en la copa para brindar definitivamente me aferraré a la botella que da buena suerte oiga…
Este año -aunque crean que es una tontería- lo recordaré por el año que me dedique al desmadre:a éste blog que tanta vidilla me ha dado y como dice mi psicóloga le ha quitado su trabajo.
Así que gracias…¡GRACIAS! Por leer, por comentar, por acompañarme en mis locuras, por hacerme más consiente de mi maternidad, por odiar a mi gritona, por amar a mi gritona, por enseñarme que no hay nada mejor en la vida que REÍRSE y por reír conmigo y de mi.
Así que éste 2013 he decidido que será un año con propósito mágico…
¿Quieren saber por qué?
Aquí lo sabrán…
¡Feliz año desmadroso 2013!