Las siguientes son cinco novelas, que si bien algunas no se escribieron después de la Segunda Guerra Mundial ni en el auge del movimiento existencialista, exponen lo que el existencialismo propone:
Novela rusa que presenta la lucha interna de un hombre, Raskólnikov, quien al no poder pagar la deuda de arrendamiento, asesina a su anciana arrendadora; es en este punto en que la novela comienza a mostrarnos el interior de la mente del protagonista luchando contra sus demonios, la culpa hace que su vida se convierta en un infierno siempre acechante; pensamientos que atacan su moral y la formas maniqueas que pueden tomar las decisiones del individuo.El túnel - Ernesto Sábato
El principito - Antoine de Saint-Exupéry
Tal vez cuando pensamos en novelas existencialistas «El principito» sea la última en pasarse por la cabeza, sin embargo, la novela está llena de existencialismo. La historia que en primera medida parecería un cuento dulce para niños, es en realidad una reflexión muy adulta de la vida, el mismo autor en la novela alerta que no es una historia para niños, y es que «El principito» es una alegoría a la perdida de la infancia, no sólo la biológica sino la mental, es decir cuando el ser humano crece pierde todo aquello que fue bueno en la infancia, y se ve sumergido en un mundo adulto monótono y sin color, una existencia que lineal que moldea la mente y esfuma la candidez infantil. El personaje del principito pretende exponer esas cosas que aquejan la adultez y que se arraigan en la existencia como única forma de vida, impidiendo al individuo ser partícipe de sus decisiones y del modo en que llevará la corta estancia existencial en el mundo.La náusea - Jean Paul Sartre
Albert Camus presenta una novela profundamente existencial que expone el absurdo de existir y la apatía por la vida, una historia imperdible en la que el protagonista Meursault es un hombre que se deja llevar por la vida como si de una hoja arrastrada por el viento se tratase, es un ser ajeno al mundo en que vive y que se ve obligado a caminarlo, dejando que su existencia siga el rumbo sin que se vea afectado por el exterior, un hombre encerrado en su propio ser al que la vida no parece importarle, como una obligación que toca hacer y que mecánicamente lo hace vagando por el hilo existencial que es la vida, en un mundo que se le presenta en forma de hastío.