Tres días intensísimos fueron los de la Fiesta del cine, como cada vez que se celebra intento aprovecharlos al máximo. En la anterior edición no hubo películas que realmente quisiera ver –salvo una o dos-, pero este año ha sido todo lo contrario. Mencioné las seis que estaba interesada, cuatro de las cuales sí que he visto, así que tan mal no ha ido la cosa, ¿no?
Pese a la violencia de sus escenas, 300 es una película que me gustó y esperaba que esta segunda parte lograra hacerme disfrutar como en su día hizo su antecesora. Sin embargo, la fórmula de exaltar las características de 300 –fotografía a ritmo lento, excesivos primeros planos, sangre a tutiplén- ha sido completamente exagerada. La película entretiene pero no despierta al público ese sentimiento de luchador, de guerrero, supongo que será porque no trata sobre espartanos sino sobre atenienses y estos son un poco sosos. Lo único que realmente me gustó fueron los últimos minutos porque me recordaron a 300.
La ganadora del Óscar a Mejor película es una de esas que no es para todo el mundo. Muestra una historia muy dura no apta para estómagos sensibles ya que 12 años de esclavitud relata la historia de Solomon Northup en los doce años que se encuentra esclavizado, maltratado, humillado. Doce años marcados por la crueldad de sus amos, de las locuras que se les ocurren hacer con sus esclavos. A mí me ha impresionado y, pese a que muchos comentan que les ha aburrido, me ha parecido muy interesante y sí, me ha gustado. La unión de la historia, los personajes y los actores que los interpretan, la fotografía y la música del gran Hans Zimmer te dejan con un nudo en la garganta durante toda la película.
Capitán América es el superhéroe que menos me gusta. Sin embargo por cuestiones de horario decidimos ver la película, además decían que superaba la anterior. La primera no fue gran cosa para mí y esta es más de lo mismo, aunque esperaba que hincaran más en el proceso de adaptación de Steve Rogers –recordad que su cuerpo quedó congelado al final de la Segunda Guerra Mundial y que se despierta en la actualidad- pero es algo que pasan muy por encima. Al fin y al cabo lo que importa en este tipo de películas es la parte de acción y en cuanto a eso no tengo ninguna queja. Para mí, entretiene y cumple lo establecido, pero como he dicho, Capitán América no es santo mi devoción.
Era la película que más ganas tenía de ver por dos motivos: 1) el increíble reparto que tiene, la mayoría son actores conocidos y consagrados haciendo unas grandes interpretaciones, 2) el tráiler –y la extraña historia que muestra- despertó en mí una gran curiosidad; y es que El gran hotel Budapest es una manera de hacer cine diferente al que estamos acostumbrados. La historia está narrada de una manera tan especial, los personajes son tan peculiares, la fotografía es tan maravillosa, que no puedes más que dejarte llevar y sonreír, te hace sentir como en un cuento. El director, Wes Anderson, ha entrado en mi punto de mira y pienso ver absolutamente todas sus películas.
Estáis delante de una película que no sobresaldrá por su dirección –primera película que veo dirigida por Clooney y ha estado correcta- ni tampoco por las grandes interpretaciones, a pesar de tener un buen reparto. Sin embargo me ha gustado bastante porque me ha mostrado lo que yo quería ver en ella: que jamás hay que de dejar de lado el arte, aunque sea en tales circunstancias como la guerra, porque si se destruye hemos erradicado nuestro pasado, nuestra cultura, y sin ello, no somos nada. En ese aspecto no puedo estar más de acuerdo y creo que la película lo muestra muy fielmente; además, despierta esas ganas de conocer a esos hombres que arriesgaron sus vidas por salvar escultura y pinturas de artistas conocidos.