Cinco productos repugnantes que comes masivamente

Por El Barrio Verde @elbarrioverde

¡CINCO PRODUCTOS QUE SE CONSUMEN MASIVAMENTE Y CONTIENEN INGREDIENTES REPUGNANTES!

Es un secreto a voces. Comemos cantidad de porquería. No se libra ni el más precavido: también la fruta, la verdura y las hortalizas de una a priori saludable ensalada están repletas de productos químicos dispuestos a echar abajo tus más firmes propósitos alimenticios.

Entonces ¿qué comer? Difícil pregunta. En las siguientes líneas te vamos a dar unas cuantas pistas de lo que en realidad te llevas a la boca día a día en algunos productos muy comunes en el mundo. Quizá no volverás a mirar el plato con los mismos ojos.

Alimento: Pan industrial.

Un dato: La L-cisteína es un aminoácido excelente para mantener el cabello sano, disminuir la caspa y fortalecer las uñas. Pero también es utilizado en la industria del pan, pues es añadido a muchos productos horneados como un acondicionador de masa para darle flexibilidad, con el fin de acelerar su transformación industrial. La L-cisteína se elabora de distintas maneras en el mundo: por fermentación en Alemania, por síntesis y biotransformación en el Japón, por hidrólisis del cabello humano en China… La fabricada con cabello humano es la más barata.

Sin embargo, muchos fabricantes parecen haberse alejado del pelo por estas cuestiones religiosas y han comenzado a usar plumas de pato para sintetizarla. Según Jeanne Yacoubou, directora de investigación para The Vegetarian Resource Group, el 80% de L-cisteína que se consume hoy en día es derivada a partir de plumas de pato.

Alimento: Nuggets de pollo.

Un dato: Los sabrosos crujientes de pollo rebozado están elaborados usando fosfatos de sodio, aceite parcialmente hidrogenado de soja, aceite de semilla de algodón con monoglicéridos y diglicéridos, pirofosfato ácido de sodio, amonio bicarbonato, fosfato monocálcico, aceite de soja hidrogenado con TBHQ, ácido cítrico añadido y dimetilpolisiloxano añadido como un agente antiespumante.

El TBHQ es un derivado del petróleo sintetizado industrialmente utilizado como estabilizador en perfumes, resinas y barnices.

El dimetilpolisiloxano es un tipo de silicona usado en masillas, selladores, implantes mamarios y juguetes.

El resto de añadidos, por cierto, tampoco son mucho más halagüeños.

Alimento: Jarabe de maíz.

Un dato: Este edulcorante líquido se encuentra en multitud de productos precocinados, refrescos y hasta cereales. Se le relaciona directamente con el incremento de la obesidad y la aparición de diabetes. Además, durante el proceso que transforma el maíz en almidón se emplea glutaraldehído, un potente desinfectante responsable de crear úlceras estomacales, amén de otros muchos estropicios si se inhala.

¿Te has preguntado alguna vez porque existe un crecimiento exponencial de la diabetes?

Un estudio de laboratorio reveló que entre un tercio y la mitad de los productos del mercado que contienen este jarabe daban positivo por alto contenido en mercurio, según la FDA (Food an Drug Administration).

Alimento: Procesados con colorante (muchos, muchos)

Un dato: La mayoría de bebidas, snacks, chucherías de colores anaranjados o amarillos contienen tartracina, también conocido como E102 o Yellow 5, un colorante artificial derivado del alquitrán relacionado con la hiperactividad en niños, según un estudio realizado por la Food Standards Agency de Reino Unido en 2007. Desde entonces es obligatorio para todo el territorio de la Unión Europea incluir una etiqueta informativa en todos los productos que contengan esta sustancia.

Alimento: Dulces con glaseado de azúcar, tipo M&M´s.

Un dato: El atractivo glaseado que recubre caramelos y pasteles tiene su origen en el trasero de las hembras de un insecto asiático llamado gusano de la laca. Esta especie de cochinilla segrega una sustancia denominada goma laca para sellar y mantener los túneles que excava a través de la corteza de los árboles. La goma laca se obtiene mediante el raspado de las cortezas y es calentada y filtrada antes de poder comercializarse.

También se usa en la industria farmacéutica como recubrimiento de medicamentos, para facilitar su tránsito por el tracto digestivo. Hasta la aparición y normalización del plástico, también se utilizaba para fabricar discos, marcos para fotos, implantes dentales, joyas y peines. Hoy en día todavía se utiliza como sellado y cobertura de suelos e instrumentos musicales de madera.