Cinco señales que te delatan como escritor amateur (y como solucionarlas)

Publicado el 04 mayo 2018 por Espacioindependiente

Después de muchos meses de arduo trabajo por fin has logrado concluir tu proyecto en turno; estás seguro, por fin tu novela está lista para ser lanzada al mundo… ¿o no? ¿Como saber si lo que has escrito es leíble y tiene potencial con los lectores? En el post de hoy te hablaré de los cinco errores que más cometen los escritores amateurs, delatando así que su proyecto aun no se encuentra listo para publicarse.

1. Un texto muy extenso. 

Si al finalizar la última revisión te das cuenta de que tu texto aun tiene una extensión enorme (digamos, más de 400 páginas), considéralo como una invitación a repensar si, en verdad, todo lo que has escrito es necesario para el desarrollo de la historia. Una historia memorable se puede contar en menos de 200 páginas, sin problema. La extensión casi nunca es sinónimo de calidad. Por supuesto, en el mercado existen novelas de miles de páginas (¿Alguien dijo Guerra y Paz?) cuya calidad es indiscutible. Si, aunque existen, pero son las menos. 

La extensión dependerá enteramente del tipo de historia que estés contando, el número de personajes y la profundidad con la que estés tratando el conflicto principal. 
¿Como arreglarlo?: Si después de releer tu mega novela, te sigue acompañando la incómoda sensación de que necesitas de todo ese contenido para que el lector realmente “entienda” la historia, entonces deberías replantearte si la historia que quieres contar realmente debe ser contada de esa manera, ¿acaso existe una manera mas sencilla de trasmitir tu conflicto? De todas las escenas que componen tu novela, pregúntate ¿cuales son realmente esenciales y cuales actúan como relleno? Una vez que hayas discernido esto, podrás proceder a eliminar las escenas relleno sin afectar la coherencia de tu trama. 

2. Explicarlo todo. Todo. Absolutamente todo. 

Si cada vez que introduces un personaje, situación o conflicto sientes una irrefrenable necesidad de explicar todo sobre el personaje (apariencia física hasta el ultimo detalle, historia familiar, situación económica, motivaciones para actuar de tal o cual modo, etc.) o el nuevo lugar o situación (recordarle al lector la cadena de eventos que condujo a eso, comunicar las impresiones del personaje con pelos y señales, entre otros), lamento decirte que tu novela requiere de una revisión a profundidad.¿Como arreglarlo?: hay una premisa básica para contar una historia, muy usada en los talleres de escritura creativa del mundo anglosajón: “show, don’t tell”. Lo que quiere decir, básicamente, es que no debes de explicar todo lo que sucede en tu historia hasta el mínimo detalle, mas bien debes sugerirlo. Un ejemplo muy claro: supongamos que tu protagonista es un usurero, oportunista y mala leche como el solo. Pues bien, en lugar de decirle a tu lector directamente “Adrian era un usurero de la peor calaña, siempre aprovechándose de los despistes ajenas para su propio beneficio”, muestra a Adrian cometiendo un acto de usura. Lo mismo aplica para las situaciones: si tu protagonista se encuentra en medio de una junta de trabajo tensa, no nos expliques que la junta es tensa, mejor oblíganos a inferirlo a partir de una descripción sutil del ambiente. 
Un texto que pretende explicarlo todo, hasta el mas mínimo detalle, termina por aburrir. Siempre. 
Recuerda que tus lectores son inteligentes y capaces de unir los hilos, no les des todo peladito y en la boca. 



3. Finales intempestivos y totalmente inesperados.

Una de las señales mas claras de que la historia se te ha ido de las manos, es cuando te ves obligado a utilizar un final intempestivo para atar, de una buena vez, todos los cabos que abriste en las cuatrocientas y pico páginas anteriores. Cuando el número de páginas no deja de aumentar, a la vez que empiezas a caer en cuenta que, en lugar de simplificarse, con cada pagina que escribes la historia parece complicarse mas y más, la tentación de cerrarlo todo de golpe y como “por arte de magia” es casi irresistible. A este tipo de finales que cierran todo de golpe y dejan mas dudas y caras de “no entiendo nada” en los lectores, la narratología los conoce como finales Deus Ex Machina y son la peor manera de cerrar una historia. ¿Como arreglarlo?: lo ideal es evitar caer en este tipo de finales. ¿Como? Sencillo: si desde antes de comenzar a escribir te tomas un par de días para pensar y planear el arco narrativo que utilizará tu historia, te garantizo que un final intempestivo será la última de tus preocupaciones. La clave está en pensar, desde antes de iniciar la escritura, donde quieres que termine la historia: ¿triunfará tu protagonista? ¿Lo traicionarán? ¿Sufrirá un revés irremediable? Todo esto debes considerarlo en la planeación previa.Si, en el peor de los casos, ya has terminado la novela y en las subsecuentes revisiones caes en cuenta de que recurriste a un final de este tipo, no desesperes, aún hay solución. En esta situación, lo que necesitas hacer es esquematizar todas las relaciones lógicas dentro de tu historia. Comienza por la primera escena y hazlo de la manera mas gráfica posible. Utiliza una ficha de trabajo por cada escena de tu novela y responde a las siguientes preguntas:  


  • ¿Quién participa en la escena?
  • ¿Qué objetivos desean alcanzar los participantes? (Convencer a alguien, persuadir a la acción, enamorar, etc.)
  • ¿Qué medios utilizan para lograrlo? (Una artimaña, una trampa, una conversación sincera, etc?
  • ¿La escena cumple con su cometido? (Es decir, ¿se logra el objetivo inicial?)
La gran mayoría de las veces, tus escenas no soportarán un análisis de este tipo: de hecho, te darás cuenta que una buena parte de ellas están ahí solo para rellenar y, por ende, entorpecen el desarrollo de la trama al punto de complicarlo todo. 

4. Faltas de ortografía o errores de dedazo por todas partes.

Nada grita “¡escritor amateur!” tan fuerte y claro como un manuscrito plagado de horrores ortográficos, errores de dedazo y oraciones largas y confusas que se pierden entre un mar de comas infinitas. Está de más aclarar que, por mas open mind que sean tus lectores respecto a la ortografía, un manuscrito “sucio” inmediatamente generará rechazo. Si decides omitir la revisión ortotipográfica y de estilo antes de publicar tu novela, que no te extrañe que las primeras opiniones de tú novela sean un refrito de “la idea es muy buena, pero la redacción es pésima…”¿Como arreglarlo?: cuando se trata de corrección de estilo y ortotipográfica tienes que ponerte quisquilloso, ambas son un paso que ningún escritor que se respete puede darse el lujo de saltarse. Es recomendable que, adicional a las revisiones que tu puedas hacer, envíes la novela a un corrector profesional para una revisión adicional. Es increíble la cantidad de errores que a uno, como autor familiarizado con la obra y, por tanto, 100% parcial, se le pueden pasar. Te garantizo que invertir en un corrector de estilo valdrá la pena con creces.

5. No haber sometido la historia a un informe de lectura. 

Otro error típico de escritores amateurs, el cual tiene mas que ver con las inseguridades que nos genera someter nuestro amado trabajo a la lectura y revisión de un tercero. Terminaste el primer borrador de tu novela, lo revisaste. Después la volviste a revisar, reescribiste algo y la sometiste a un nuevo proceso de revisión. Y así sucesivamente, hasta que pierdes la cuenta de cuantas veces la has revisado y re escrito. Hasta ahí, todo perfecto.  Cuando vas, mas o menos, por el décimo borrador, decides que ya has tenido suficiente de revisiones, es hora de publicar, por fin te parece, sino perfecta, al menos sí leíble.El problema de la lógica anterior es muy simple. Las tres, cinco o diez revisiones que hiciste…. ¡las realizaste tú! Entonces, ¿como puedes saber si hay algo que no funciona bien? ¿Como te enteras que tus diálogos suenan torpes y artificiales? ¿Como saber si tu protagonista es en realidad tan fantástico como a ti te lo parece? 

¿Como saber si la novela realmente tiene algo que la distinguirá de toda la maraña de trabajos autopublicados? He ahí el detalle: por tu cuenta no puedes saberlo. Antes de aventurarte a publicar necesitas, sí o sí, la opinión de un tercero.
¿Como corregirlo?: la buena noticia es que este tropezón es uno de los mas fáciles de solucionar. En teoría, basta con que le pidas a algún amigo o conocido que lea tu trabajo y te dé una opinión sincera. Si no confías en nadie los suficiente para hacer esta petición (o sabes que nadie a tu alrededor es capaz de dar una opinión sincera, 100% imparcial), necesitarás contratar a un profesional para que realice un informe de lectura. En dicho informe, el profesional (usualmente un agente o consultor literario, o incluso un editor) evaluará tu trabajo en términos de legibilidad, coherencia, argumento, calidad de los personajes, estilo del escritor y, en el mejor de los casos, también elaborará su potencialidad de ventas. A partir de esta información, podrás tomar (o no) la decisión de publicar o pulir los puntos débiles. 



Si encuentras que tu novela aun cuenta con alguno de estos cinco elementos, ¡cuidado! Es hora de someter al texto a una nueva revisión, de preferencia hecha por un profesional. Quizás todo lo anterior te parezca un tanto tedioso (e innecesario), pero recuerda que, a fin de cuentas y como cualquier producto de entretenimiento, tu novela tiene como objetivo último agradar a una audiencia determinada. Si no te esfuerzas en ofrecer el mejor producto posible, no lograrás labrarte la carrera que mereces.



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