Cincodays Bonus…por César del Campo de Acuña
La importancia de…los detalles
Navidad, Navidad, dulce Navidad…ya saben, ya está aquí, ya llego esa época del año que Andy Williams llamo It’s the Most Wonderful Time of the Year y como ya saben yo la celebro con muchas, muchas ganas olvidándome de los mensajes irónicos de los aguafiestas de siempre. Sí, soy de los que abiertamente proyectan su pasión navideña sin ningún tipo de complejo y ¿saben qué? Estoy orgulloso de ello. Me encantan los villancicos, las luces, la decoración y ese espíritu de generosidad que parece tocarnos durante unos días para con los más desfavorecidos y nuestros seres más queridos. ¿Qué deberíamos ser así todo el tiempo? Desde luego que sí, pero siempre será mejor comportarse de esta manera durante un par de semanas al año que ninguna. Estos días son días de pensar en los demás, de cuidar los detalles (como hace Delaviuda con sus estupendas cajitas personalizadas para todo tipo de eventos y fechas señaladas como la Navidad) y ponerse en el lugar de los demás. Por ejemplo, hace ya muchos años (si la memoria no me traiciona, hace ya diez) decidí devolver a mis familiares la ilusión perdida por esta época del año devolviéndoles a su infancia.
Ya saben, cuando somos niños, disfrutamos más la Navidad, tenemos más ilusión y fe en el milagro que supone una época del año en la que todo el mundo está dispuesto a regalar una sonrisa en lugar de golpear con un ceño fruncido. Bien, con esta idea en mente, pensé en que quizás, buscando (con mucho, mucho tiempo) aquellas cosas que quisieron tener siendo críos y que nunca tuvieron les podría devolver algo de esa magia y así lo hice. Puede que no fueran los regalos más prácticos del mundo, pero cuando los abrieron no pudieron evitar sonreír como niños. Años más tarde, volcado una vez más con la Navidad, me di cuenta que se cumplía el 25 aniversario de unas estupendas vacaciones navideñas que pase junto a toda mi familia en una estación de esquí y entonces pensé en las golosinas que devorábamos prácticamente todos los días cuando subíamos a la montaña. Mi gesto fue hacer pequeños kits de supervivencia a base de estas golosinas y barras de cacao para los labios para que no olvidaran aquella experiencia. Cuando descubrieron en la mañana de Navidad que Papa Noel había dejado bajo el árbol estos dulces tan concretos inmediatamente empezaron a recordar imborrables anécdotas de aquel viaje.
Este año, sigo buscando detalles. Creo que son importantes siempre pero, especialmente en Navidad. Aunque el mundo, a cada día que pasa, solo nos muestra lo peor de nosotros mismos creo que es esencial, necesario y crucial mostrar que al menos, durante dos semanitas, podemos comportarnos bien mientras miramos al futuro con cierta esperanza. Que nunca nos quiten la Navidad, ni las ganas de celebrar sus valores.
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