Grey es apuesto, rico, misterioso y tiene un lado oscuro excitante. Toca el piano, regala coches y nos ofrece experiencias inolvidables. Entre las sábanas es el rey, es capaz de despertar nuestros deseos más íntimos.
Gregorio se pasea por casa enfundado en una camiseta vieja. Es un negado para detectar nuestras preocupaciones o satisfacer nuestros deseos más íntimos. Gregorio es el hombre corriente, plagado de defectos, con quien nos encontramos cara a cara cuando dejamos de soñar despiertas con Grey. De todos modos, admitámoslo: quizás sea menos encantador, pero es mucho más divertido, por lo menos por 50 razones, todas ellas presentes en este libro.
A estas alturas de la película, el que no haya leído Cincuenta sombras de Grey, al menos habrá oído hablar del protagonista. Y mucho… Hay opiniones para todos los gustos: desde suspiros de Quien-tuviera-uno-de-esos hasta gruñidos del tipo Vaya-topicazo-los-tíos-así-no-existen. Personalmente, yo soy mas de la segunda opinión que de la primera, y por eso me ha llamado tanto la atención esta novela.
Aunque más que novela se trata de un ensayo humorístico de mano de esta autora italiana. Por cuestiones de trabajo (editorial y de guionista) se vio en la obligación de investigar a fondo sobre el mundo de la trilogía y la pareja. Evidentemente se rió y mucho con ese protagonista de ensueño que no se parece en nada al ya mundialmente conocido Macho Ibérico. Que aunque sea italiana, parece que en la costa mediterránea compartimos especímenes…
Para el que no lo sepa, Mr. Grey es un hombre 10 hasta límites insospechados: guapo, alto, fuerte, de ojos azules, protector, detallista, millonario, cariñoso y pasional. Demasiados adjetivos, que en una sola persona podrían hacerla explosionar (o implosionar) de manera catastrófica en la vida real. Además sabe tocar el piano, lo que le da un punto extra.
Sin embargo, parece ser que existe un antagonista llamado Gregorio que se esconde en los hogares más cotidianos. Ese hombre pegado al futbol televisado, que sabe cocinar ni un bocadillo de jamón y que es capaz de detectar hasta el mas mínimo incremento de peso (de microgramos, incluso) en su pareja. Y claro, ante una comparativa directa entre estos dos personajes solo caben dos opciones: o reír, o llorar.
Por suerte, Rosella Calabró sabe hacernos reír ante tan desesperanzador panorama sentimental. Porque ya no solo la situación es desternillante, sino que la ironía con la que nos cuenta las anécdotas produce ese efecto. ¿Cómo lo ha hecho? Pues mediante un simple listado: las cincuenta diferencias que podemos encontrar entre Grey y Gregorio. Y para muestra, un botón:
Grey es el mago de las marranadas bajo las sabanas. Gregorio también. El problema es cuando las agita para dispersar el gas.
Quizá un poco escatológica, pero podemos ver la exageración a la que recurre. Porque todo en esta obra es pura exageración, al igual que enla trilogía de E.L. James: ni tan buenísimo, ni tan desastre. Seguramente todas tendremos al lado un Fran, Luis, Pedro, Jaime, Juanjo o Manuel. Incluso algún Manolo, Paco, Pepe y demás sucedáneo. Quizá no nos regale un Porsche, pero al menos no se olvida de nuestro aniversario. Y visto lo visto… deberíamos dar gracias.
No es necesario haber leído la trilogía de moda para disfrutar de este libro, ya que lo que no sepamos, la autora nos lo explica por si acaso. A lo largo de estas cincuenta sombras de diferencia entre uno y otro, nos hace si no reír al menos esbozar alguna sonrisa, además de hacernos valorar a quien duerme a nuestro lado. Y el tiempo que invertimos en él es minimo, ya que apenas me ha llevado un par de horas de lectura.