Sin embargo, todas estas convicciones se vinieron abajo cuando María, del blog De todo un poco, leyó el libro en agosto. Me dijo que le había gustado, que le había sorprendido y enganchado muchísimo. Y al final, no pude resistirme y se lo pedí prestado. La curiosidad había podido conmigo. Y el libro me duró apenas tres o cuatro días, a pesar de sus más de 500 páginas. Me adentré en la lectura creyendo que lo que me iba a encontrar era una relación únicamente sexual, en la que el sadomasoquismo llenaría la mayor parte de las páginas de la novela. Una historia dura, negra, oscura. Una historia llena de sombras. Una historia erótica, en la que no hubiese nada más. Y, en definitiva, una historia que ni me iba a enganchar ni me iba a gustar. ¡Qué equivocada estaba! Porque la historia en primer lugar me sorpendió, después me atrapó, me fascinó, me hipnotizó y, por último, me encantó. Estoy deseando leer la segunda parte, Cincuenta sombras más oscuras, con eso os digo todo. Ahora puedo decir, con conocimiento de causa, que la campaña de publicidad le hace justicia y que realmente es una historia adictiva al cien por cien. Una historia que cuesta dejar de leerla y en la que es imposible dejar de pensar. Lo primero que me sorprendió de la novela fueron sus personajes. Christian Grey es un joven multimillonario, dueño de una gran empresa. Es guapo, inteligente, atractivo, interesante y, sobre todo, inmensamente rico. Está acostumbrado a mandar, a dar órdenes y a que sean obedecidas. En todos los ámbitos de su vida. En el profesional y en el privado. Nunca ha mantenido una relación sentimental. Únicamente sexual. Es pasional, carnal, instintivo, animal. Él no hace el amor, solo folla duro, muy duro. Nunca se ha relacionado con mujeres normales, solo con sumisas, él solo sabe ser el amo, mandar, ordenar, no entiende el sexo fuera de su cuarto del dolor o del placer, según se mire. Le gusta el sadomasoquismo. Es su forma de entender la vida. No sabe hacerlo de otra forma. Nada. Anastasia Steele tiene 22 años, está a punto de terminar la universidad y de marcharse a otra ciudad a comenzar una nueva vida. Nueva casa, nuevo trabajo. Pero hay algo que no cambia: la compañía. Seguirá viviendo con su amiga Kate Kavanagh. La quiere, la admira, la envidia. Porque Kate es todo lo que Ana no quiere, no sabe, no puede o no se atreve a ser. Es sexy, atractiva, deshinibida, es segura, tiene carácter, sabe lo que quiere y hace cualquier cosa con tal de conseguirlo. Por el contrario, Ana es tímida, insegura, débil, vulnerable y, por encima de todo, inexperta. Es virgen, nunca ha tenido novio, no sabe lo que es el amor, el sexo o simplemente una relación. Por eso, es la víctima perfecta para el señor Grey. O quizá no. Ambos son polos opuestos, él es la oscuridad, las sombras, y ella es la claridad, la luz. Él es perverso, frío, calculador, controlador, obsesivo, insensible. Y ella, en cambio, es soñadora, frágil, inocente, ingenua, fantasiosa y manejable, muy manejable. Pero, precisamente lo que más les atrae al uno del otro es también lo que más les asusta y lo que más miedo les da. Sus mayores atractivos son también las mayores barreras para que puedan mantener una relación normal. Y es este tira y afloja, este precario equilibrio entre los deseos de Grey y de Ana, los gustos de uno y de otro, la forma de entender el amor, las relaciones, la pasión y la sexualidad que tienen cada uno lo que más me ha gustado de esta historia. No me esperaba encontrar una historia de amor y de romanticismo en esta novela y por eso me ha sorprendido y me ha gustado tanto. Me ha gustado ver cómo cada uno intenta ceder a los deseos del otro. Ana luchará contra su subconsciente y hará enloquecer a la diosa que lleva dentro intentando amoldarse a las reglas, las condiciones y el contrato que intenta establecer Grey. Traspasará sus propios límites y descubrirá el amor y el sexo de una forma que jamás hubiese podido imaginar. Se dejará llevar por la pasión, se dejará guiar por Grey y se adentrará en un mundo desconocido lleno de oscuridad y de sombras. Por su parte, Grey también vivirá muchas nuevas experiencias. Por primera vez amará a una mujer, la deseará no solo con todo su cuerpo, sino también con toda su alma. Por primera vez dormirá con ella y poco a poco, con la ayuda de Anastasia, aprenderá a hacer el amor, a dejar aflorar su lado romántico, dulce, sensible y cariñoso. Los dos tienen mucho que enseñar y mucho que aprender. Precisamente lo que más me ha gustado del libro, además de los personajes y de la historia en sí, totalmente adictiva, sorprendente, obsesiva e inolvidable, es el equilibrio entre el amor y el erotismo, entre el cariño y el sexo, entre lo tierno y lo sádico. No voy a decir que es una gran obra, literatura de calidad, porque no lo es, pero cumple con creces las expectativas que crea, al menos conmigo lo ha conseguido, y logra el objetivo de seducir, atrapar y fascinar desde la primera hasta la última página. En ese sentido no se le puede pedir más. Aun así, es cierto que el estilo es bastante plano y sencillo, y aunque los dos personajes me han caído bien, muy bien, y creo que he logrado entender sus motivaciones, me ha puesto de los nervios a lo largo de toda la novela algunas repeticiones como nena, fruncir el ceño, ceñudo, fruncir los labios o poner los ojos en blanco. Algo malo tenía que tener. Pero a pesar de estos pequeños detalles, sin duda os recomiendo esta novela y os invito a descubrir qué se oculta detrás de las cincuenta sombras que envuelven a Christian Grey. Por mi parte, estoy deseando adentrarme todavía más en la oscuridad.
Sin embargo, todas estas convicciones se vinieron abajo cuando María, del blog De todo un poco, leyó el libro en agosto. Me dijo que le había gustado, que le había sorprendido y enganchado muchísimo. Y al final, no pude resistirme y se lo pedí prestado. La curiosidad había podido conmigo. Y el libro me duró apenas tres o cuatro días, a pesar de sus más de 500 páginas. Me adentré en la lectura creyendo que lo que me iba a encontrar era una relación únicamente sexual, en la que el sadomasoquismo llenaría la mayor parte de las páginas de la novela. Una historia dura, negra, oscura. Una historia llena de sombras. Una historia erótica, en la que no hubiese nada más. Y, en definitiva, una historia que ni me iba a enganchar ni me iba a gustar. ¡Qué equivocada estaba! Porque la historia en primer lugar me sorpendió, después me atrapó, me fascinó, me hipnotizó y, por último, me encantó. Estoy deseando leer la segunda parte, Cincuenta sombras más oscuras, con eso os digo todo. Ahora puedo decir, con conocimiento de causa, que la campaña de publicidad le hace justicia y que realmente es una historia adictiva al cien por cien. Una historia que cuesta dejar de leerla y en la que es imposible dejar de pensar. Lo primero que me sorprendió de la novela fueron sus personajes. Christian Grey es un joven multimillonario, dueño de una gran empresa. Es guapo, inteligente, atractivo, interesante y, sobre todo, inmensamente rico. Está acostumbrado a mandar, a dar órdenes y a que sean obedecidas. En todos los ámbitos de su vida. En el profesional y en el privado. Nunca ha mantenido una relación sentimental. Únicamente sexual. Es pasional, carnal, instintivo, animal. Él no hace el amor, solo folla duro, muy duro. Nunca se ha relacionado con mujeres normales, solo con sumisas, él solo sabe ser el amo, mandar, ordenar, no entiende el sexo fuera de su cuarto del dolor o del placer, según se mire. Le gusta el sadomasoquismo. Es su forma de entender la vida. No sabe hacerlo de otra forma. Nada. Anastasia Steele tiene 22 años, está a punto de terminar la universidad y de marcharse a otra ciudad a comenzar una nueva vida. Nueva casa, nuevo trabajo. Pero hay algo que no cambia: la compañía. Seguirá viviendo con su amiga Kate Kavanagh. La quiere, la admira, la envidia. Porque Kate es todo lo que Ana no quiere, no sabe, no puede o no se atreve a ser. Es sexy, atractiva, deshinibida, es segura, tiene carácter, sabe lo que quiere y hace cualquier cosa con tal de conseguirlo. Por el contrario, Ana es tímida, insegura, débil, vulnerable y, por encima de todo, inexperta. Es virgen, nunca ha tenido novio, no sabe lo que es el amor, el sexo o simplemente una relación. Por eso, es la víctima perfecta para el señor Grey. O quizá no. Ambos son polos opuestos, él es la oscuridad, las sombras, y ella es la claridad, la luz. Él es perverso, frío, calculador, controlador, obsesivo, insensible. Y ella, en cambio, es soñadora, frágil, inocente, ingenua, fantasiosa y manejable, muy manejable. Pero, precisamente lo que más les atrae al uno del otro es también lo que más les asusta y lo que más miedo les da. Sus mayores atractivos son también las mayores barreras para que puedan mantener una relación normal. Y es este tira y afloja, este precario equilibrio entre los deseos de Grey y de Ana, los gustos de uno y de otro, la forma de entender el amor, las relaciones, la pasión y la sexualidad que tienen cada uno lo que más me ha gustado de esta historia. No me esperaba encontrar una historia de amor y de romanticismo en esta novela y por eso me ha sorprendido y me ha gustado tanto. Me ha gustado ver cómo cada uno intenta ceder a los deseos del otro. Ana luchará contra su subconsciente y hará enloquecer a la diosa que lleva dentro intentando amoldarse a las reglas, las condiciones y el contrato que intenta establecer Grey. Traspasará sus propios límites y descubrirá el amor y el sexo de una forma que jamás hubiese podido imaginar. Se dejará llevar por la pasión, se dejará guiar por Grey y se adentrará en un mundo desconocido lleno de oscuridad y de sombras. Por su parte, Grey también vivirá muchas nuevas experiencias. Por primera vez amará a una mujer, la deseará no solo con todo su cuerpo, sino también con toda su alma. Por primera vez dormirá con ella y poco a poco, con la ayuda de Anastasia, aprenderá a hacer el amor, a dejar aflorar su lado romántico, dulce, sensible y cariñoso. Los dos tienen mucho que enseñar y mucho que aprender. Precisamente lo que más me ha gustado del libro, además de los personajes y de la historia en sí, totalmente adictiva, sorprendente, obsesiva e inolvidable, es el equilibrio entre el amor y el erotismo, entre el cariño y el sexo, entre lo tierno y lo sádico. No voy a decir que es una gran obra, literatura de calidad, porque no lo es, pero cumple con creces las expectativas que crea, al menos conmigo lo ha conseguido, y logra el objetivo de seducir, atrapar y fascinar desde la primera hasta la última página. En ese sentido no se le puede pedir más. Aun así, es cierto que el estilo es bastante plano y sencillo, y aunque los dos personajes me han caído bien, muy bien, y creo que he logrado entender sus motivaciones, me ha puesto de los nervios a lo largo de toda la novela algunas repeticiones como nena, fruncir el ceño, ceñudo, fruncir los labios o poner los ojos en blanco. Algo malo tenía que tener. Pero a pesar de estos pequeños detalles, sin duda os recomiendo esta novela y os invito a descubrir qué se oculta detrás de las cincuenta sombras que envuelven a Christian Grey. Por mi parte, estoy deseando adentrarme todavía más en la oscuridad.