Cine a buen precio… ¿es posible?

Por Lor Martín

Agosto es siempre un mes lleno de planes, eventos y oportunidades de ocio que acaban dejándote el bolsillo temblando y te obligan a pasar por la cuesta de enero también en septiembre. Tus amigos están de vacaciones, surgen festivales y conciertos incluso en pueblos de 32 habitantes y aunque los planes domingueros como la playa o el río son gratis, siempre acaba cayendo algo que trunca tu ya delicado equilibrio económico (véase un helado, una cena improsivada, un mercadillo medieval, etc.)

Sin embargo ayer me propusieron un plan anticrisis del que quería dejar constancia. Mi ya planificadora oficial a la par que amada mujer, Carmen, me propuso una tarde de cine que no podía rechazar. El cine, ese lugar al que vas de manera totalmente voluntaria, accediendo a que te atraquen de manera gentil y cordial a cambio de 120 minutos (a veces ni eso!) de entretenimiento bajo chorros de aire acondicionado polares y palomitas algo rancias a precio de caviar de beluga. Pues sí, pero no. Lo de ayer fue una experiencia totalmente nueva y muy satisfactoria.

Resulta que en pleno centro de Valencia resiste imbatible una sala antigua y modesta que ofrece una tarde de buen cine a unos precios más que asequibles. Dos películas por solo 2,50€. Sí, sí, cada película a 1,25€ (vamos, lo que te gastas en seis gominolas duras de unos cines cualquiera).

Cinestudio d’Or, un cine con aire muy retro (en su día obviamente sería de lo más moderno), con butacones algo incómodos para los altos (a mí me venían al pelo) y con un par de máquinas de vending para calmar la sed y el hambre de los que, como nosotras, se quedaron allí toda la tarde empalmando películas.

Primero, Hysteria. Una comedia inspirada en el curioso y sin duda eficiente tratamiento que se aplicaba a las mujeres del siglo XVIII para sus problemas de “histeria”, que venía siendo, básicamente, una constante y molesta tensión sexual no resuelta por sus maridos… Vamos, todo un documental de cómo y por qué se empezaron a fabricar y comercializar los masturbadores… (y todo basado en hechos reales, eh?)

HYSTERIA

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Y después, Las nieves de Kilimanjaro, una película que a mí personalmente me recordaba a veces a Los lunes al sol, aunque con un trasfondo de bondad y felicidad superior a cualquier obstáculo.

LAS NIEVES DE KILIMANJARO

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Ambos casos muy válidos para salir de la sala con una gran sonrisa en la cara y un bolsillo feliz cual perdiz.

Y es que hay veces que no es necesaria una gran inversión para pasar un rato de lo más agradable. Un plan que sin duda repetiré y que desde aquí recomiendo a todo el mundo. Eso sí, no lo llenéis mucho, que como suban los precios veremos!