En medio de una de las más profundas crisis que viven las religiones en general y el catolicismo en particular, el adoctrinamiento viene utilizando en los últimos años los cauces audiovisuales, en una suerte de tendencia hacia cierta moralina que trata de restaurar la fe a través del cine. Hace unos años, lograba un destacado éxito internacional la película Bella (2006), producida y protagonizada por el actor y activista anti-abortista Eduardo Verástegui, intérprete mexicano de telenovelas que un buen día abrazó la fe cristiana, para más tarde convertirse en un dogmático predicador en contra del aborto. Bella era, de hecho, un panfleto anti-abortista, burdo en su discurso demagógico, que logró un destacado respaldo en la taquilla, incluida España. La productora que impulsó Eduardo Verástegui con Alejandro Monteverde y Leo Severino, Metanoia Films, promueve "películas de entretenimiento que tengan un impacto positivo en el mundo". Sus proyectos no dejan lugar a dudas: Little boy, sobre la fe católica de un niño durante la Segunda Guerra Mundial o God's jester, una historia que se sitúa en un México post-revolucionario en el que los habitantes de un pueblo luchan por mantener su fe. Actualmente se encuentra en cartelera Cartas a Dios (2009), de Eric-Emmanuel Schmitt, historia protagonizada por un niño enfermo de cáncer que expresa sus sentimientos a través de cartas que su mentora lanza al cielo diariamente. Lo mejor de la película es su intención de huir, en lo posible, del efecto lacrimógeno que podría tener la historia; lo peor es precisamente su tendencia al adoctrinamiento espiritual como única vía de salvación. O lo que es lo mismo: no se presenta la enfermedad como mal físico, sino como aliento espiritual. Lo cual, según para quién, no es ningún consuelo.Decíamos que Samuel Goldwyn Films es una de las productoras norteamericanas más activas en esta suerte de resurrección del cine apostólico. El año pasado la revista Variety lanzó la noticia de que la productora estaba preparando una superproducción sobre la resurrección de Cristo (una especie de secuela de La pasión de Cristo), cuyo estreno se preveía para esta Semana Santa, pero que finalmente se encuentra en espera de finalizar la financiación. En 2008, Samuel Goldwyn distribuyó Fireproof, de Alex Kendrick, protagonizada por Kirk Cameron (bastante en la sombra tras sus éxitos juveniles en Los problemas crecen). Se trata de la historia de un bombero con un matrimonio en crisis que encuentra en la fe su salvación. Fireproof es una de las producciones de la comunidad eclesiástica de Estados Unidos, y lograron convertirla en la producción independiente (entiéndase como fuera de los cauces de Hollywood) de mayor recaudación, con unos 33 millones de dólares en taquilla. Su director Alex Kendrick, y su productor, David Nixon, ya habían conseguido también una buena recaudación con Facing the giants (2006), que mezclaba catolicismo con fútbol americano. De hecho, el estamento eclesiástico norteamericano, es uno de los más activos en esta recuperación del cine apostólico como elemento de difusión del mensaje cristiano. El año pasado la Iglesia Baptista de Sherwood produjo What if?, su película más ambiciosa hasta la fecha, dirigida por Dallas Jenkins y protagonizada por Kevin Sorbo (protagonista de la serie Hércules), una especie de ¡Qué bello es vivir! actualizado (salvando las distancia, claro) en el que un millonario ve ante sus ojos cómo habría sido su vida si hubiera seguido la doctrina cristiana, se hubiera casado con su amor de toda la vida y, en fin, hubiera renunciado al placer y el dinero. Se trata de una de las producciones en cadena puestas en marcha por la Igesia Baptista, que tiene previstos posteriores estrenos en 2011 y 2012 con presupuestos ajustados pero suficientes. La intención es clara, según sus responsables: "No se trata de ganar dinero. Se trata de trasladar el mensaje de Cristo al mayor número de personas posible". El cine apostólico ha vuelto.