Aquí tenemos otra película basada en hechos reales, que la verdad, tal y como está la cosa de unos años a aquí, parece ser que las de este estilo son las que menos me están defraudando de todo lo que voy viendo. Por lo menos sabes que te están contando algo que sucedió realmente, al margen de que la forma de contarlo sea, o no, de tu agrado.
En este caso se trata de la historia de un chico indio llamado Srinivasa Ramanujan (Dev Patel) con un don realmente excepcional para las matemáticas. En su Madrás natal se ve abocado a realizar trabajos de tres al cuarto, ya que en ningún sitio le es reconocida su habilidad. Pero consigue captar la atención de un profesor de Cambridge, G. H. Hardy (Jeremy Irons), que le ofrece la posibilidad de trasladarse al Reino Unido.
Todo esto sucede en la época de la Primera Guerra Mundial, con el consiguiente problema añadido de ser aceptado dado su origen.
Es una peli del estilo a "Una mente maravillosa", de Russel Crowe, que en el fondo no deja de ser un drama, el drama de la vida misma de alguien anónimo que intenta alcanzar sus sueños no a costa de poco.
Jeremy Irons lo borda, y Dev Patel resulta que es un actor británico, eso si, hijo de inmigrantes indios, y os sonará de pelis como Lion, Slumdog Millionaire o The Commuter.
No es una película con la que vayas a reírte, como otras que tienen un componente cómico. De hecho, me sorprendió cuando Ramanujan se ríe (no un sonrisa, sino una risa) casi al final de la película, y en una escena relativamente dura.