Ayer viernes 19 de febrero volvimos al incomparable marco del Salón de Actos del imponente Castillo de Marcilla, una maravilla arquitectónica rescatada hace varios años gracias a la restauración, para ver y comentar con todas las espectadoras y espectadores La ladrona de libros, en un concurrido encuentro propiciado gracias al imprescindible apoyo concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la localidad y con la impagable colaboración de la Biblioteca y de su rectora, Gloria Perales, y del club de lectura que con tanto acierto dirige.
La conversación acerca de la película y su relación con la novela resultó tremendamente fructífera, a pesar de no resultar plenamente convincente ni una ni la otra. El filme data del año 2013. En su día se trató de un intento, un tanto pretencioso de llegar a los Óscar con una historia de las que tanto gustan a la Academia, con un reparto encabezado por el australiano Geoffrey Rush, premio al mejor actor por Rush, y por la candidata y flamante Premio Donostia 2015, la británica Emily Watson. Finalmente la única nominación que prosperó fue para John Williams y su preciosa banda sonora. La sorpresa más agradable, la niña protagonista, Sophie Nélisse, de origen canadiense, a la que conocimos en Profesor Lazhar.
Volviendo a lo que cuenta la cinta, se trata de un acercamiento a la situación previa y al estallido de la segunda guerra mundial en la Alemania Nazi narrado desde el punto de vista de una niña que llega a una pequeña población para ser adoptada por una familia humilde en la que encuentra el amor y la complicidad de un padre y el desdén y la rigidez de una madre adoptiva más pragmática que amorosa. Se trata de un relato original en el sentido de que retrata la vida de los que se quedan atrás, de los que no van al frente, y las reflexiones de esta chica que no comprende cómo el auge del nazismo afecta a las personas que le rodean.
La voz en off que actúa como narradora representa a la muerte. Brian Percival, un director correcto, procedente de la televisión (Downton Abbey),pero que no da un toque de personalidad a la película, ha diseminado de manera desigual las apariciones de tan temible personaje. Otro de los aspectos que no permite que entremos en la película y en lo que cuenta es la falta de carisma del personaje del chico judío, Max (al que acogen en casa de Liesel, la niña protagonista), y del desconocido actor que lo interpreta.
Los libros, las palabras, el uso pernicioso de estas que hicieron los nazis y los maravillosos relatos que aprendió a dar forma la protagonista fueron reflexiones imprescindibles en el animado debate que vivimos ayer. Todo este mundo de lectura y de imaginación como modo de evasión, de válvula de escape, de arma para sobrevivir o para sobrellevar el horror de los acontecimientos que ocurren a su alrededor. Y tres personajes clave en la formación de Liesel: su padre e Ilsa, la mujer del alcalde, que la enseñaron a leer y le insuflaron el amor por la lectura y Max, que despertó su talento para escribir y compartir sus sentimientos con los demás con un talento fuera de lo común.
Un filme desigual, basado en la novela de Matias Zusak, pero que se ve con interés y que, una vez más, supimos exprimir al máximo para extraer enriquecedoras conclusiones.
Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.
Copyright imágenes © Fox 2000 Pictures, Sunswept Entertainment. Cortesía de Hispano Fox Film. Reservados todos los derechos
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