Fanis Iakovidis (George Corraface) es profesor de astrofísica en Grecia. De su infancia en Estambul tiene bellos recuerdos con su abuelo Vassilis (Tassos Bandis), con quien pasaba los días en su tienda de especias aprendiendo sobre su filosofía culinaria aplicada a la vida y al universo. Fanis salió deportado de Estambul junto con sus padres cuando tenía 7 años, desde entonces no ha vuelto a ver a su abuelo. Cuando está a punto de reencontrase con él su abuelo cae gravemente enfermo, hecho que obliga a Fanis a retroceder en el tiempo, a esos momentos en donde las palabras de su abuelo le dan sentido a su existencia y el primer amor palpita dentro de él.
La película me llevó a sonreír, y sonreír, y sonreír cada que el tío Amilios (Stelios Mainas) llegaba de sus viajes por el mundo con un artefacto culinario traído de tierras lejanas; como una novedosa olla de presión o una reluciente licuadora. Yo puedo brincar de gusto por tan divino regalo, todavía en mis tiempos, que no son tan lejanos como piensa, las mamás alucinaban con regalos así. Ahora con eso de que son ofensivos y denigran a la mujer al relegarla a la cocina pues ya sabrá a qué se atiene si llega con algo así a su novia.
Tassos Boulmetis hizo una delicia de película, tal vez nada fuera de lo común o muy innovador que digamos, tampoco se generó mucho escándalo a su alrededor. Ahora que estoy en el mundo gastronómico del cine fue que me sentí obligada a verla y me encantó. Maneja sutilmente varios temas complicados, tiene sus implicaciones políticas y psicológicas, pero la magia de la filosofía del abuelo me cegó a todo lo demás y me dejó conmovida en varias ocasiones.
El universo está formado por los condimentos básicos, así como el sabor fuerte de la pimienta representa al astro rey, la canela representa nada más y nada menos que a Venus."como todas las mujeres, la canela es dulce y amarga"Abuelo VassilisCuando lo mejor de nosotros se destila en los alimentos que preparamos y los condimentos adecuados se involucran en el proceso, podemos traer la luna, las estrellas y todos los planetas a la mesa que compartimos con los seres que amamos. Cuando se nos olvida condimentar la vida, no nos queda más remedio que mirar a los astros desde lejos.