Somos agentes. Para algunos, esto trae consigo la imagen de un oportunista. Un vendedor ambulante. Alguien lucrándose con el esfuerzo de otros. Para muchos de aquellos que hemos conocido u observado, eso es lo que somos. Conozco a un agente operando en este mismo estado que regularmente recibe los números de teléfono de atletas universitarios llamando a las oficinas de las escuelas y haciéndose pasar por un tutor que ha perdido los contactos de sus estudiantes. Él es a menudo exitoso adquiriendo atletas, pero ninguno por mucho tiempo. En privado, un agente puede ser un padre, un amigo, una fuerza inspiradora en la vida de un hombre o una mujer joven. A veces somos tan importantes como los sacerdotes o los poetas, pero cuando llegamos a dedicarnos a objetivos peores que obtener un número de teléfono ilegalmente, somos poetas del vacío.
De alguna manera todo esto ha estado burbujeando dentro de mí.Un hombre es la suma total de sus experiencias. Y es ahora cuando estoy interesado en conformar
las experiencias por venir. ¿Cuál es el futuro de lo que hacemos? Dénme un bjetivo, y lo lograré. Ése ha sido mi designio secreto por la mayor parte de mi vida. Tal vez te pase lo mismo. Todos estamos orientados hacia los objetivos, por lo que aquí presento una meta.
¿Cómo podemos hacer algo sorprendente e inolvidable con nuestras vidas? ¿Cómo podemos hacer de este trabajo, en cosas pequeñas, pero importantes, una representación mejor de nosotros mismos? La mayoría de nosotros podría fácilmente decir que somos nuestros trabajos. Eso es obvio desde las últimas horas que hemos compartido. Así pues, es más grande que el trabajo, ¿no? Se trata de nosotros.
¿Cómo queremos definir nuestras vidas? Así que cuando tengamos sesenta, setenta u ochenta, y estemos hundiéndonos en ese piso frío del aeropuerto O’Hare,
con boletos de postemporada en el bolsillo, tal vez nosotros también podremos saber que hemos llevado una vida feliz? ¿Es importante ser una persona y no sólo un esclavo del comercio del deporte profesional? ¿Queremos ser recordados?
¿O sólo queremos ser el tipo que vendió al tipo que vendía los zapatos que venían con la bombita? (¿alguien se acuerda del Nike Air?)
Recientemente me preguntó el hijo de un cliente, en pocas palabras, “¿Qué representas?“. Me perdí buscando una respuesta. A los 14 años, no estaba perdido por una respuesta. A los 18 años, no estaba perdido por una respuesta. A los 35 años, exploté por no tener una respuesta. Yo sólo podía ver la palidez de un niño de 12 años de edad, preocupado por su padre, necesitando mi ayuda, tan sólo mirándome por una respuesta que yo no tenía.
La mirada en el rostro de ese chico ahora es una parte de mí. Y la sensación que tuve, y ahora, me está empujando hacia adelante, escribiendo esta declaración de objetivos.
1:17 AM, Miami, pensamientos: –
* * *
¿Qué estoy haciendo? Debo borrar todo este documento. Voy a escribir un poco más, guardarlo e ir a la cama.
* * *
Mi padre fue uno de los tipos buenos. Estudió en West Point, fue a Corea durante la guerra por allá. Luego, dejó una brillante vida en el ejército para mudarse a California, porque mi madre no se amoldó a la vida militar. Mi padre nunca se quejó de eso. Él era propenso a contar sus historias de guerra, pero nunca en esa manera cervecera: “tienes que escucharme“. Era gracioso y divertido, y no se quejaba. En la parte final de los años sesenta y principios de los setenta, incluso mientras hacía trabajo voluntario para United Way, como describí anteriormente, fue un operador de Servicios de Atención Telefónica. Tenía dos de estos negocios. Largas salas llenas de operadores telefónicos que fríamente contestaban tu teléfono por tí cuando estuvieras fuera de casa.
“¿Puedo tomar un mensaje?”
Casi tan pronto como empezó este negocio, se introdujo en el mercado la primera máquina automática de contestar el teléfono. Nuestras conversaciones en la mesa a menudo eran sobre el futuro, y si el mundo aceptaría esas nuevas máquinas.
“No puedo hablar con una“, dijo mi madre.
“Yo tampoco“, dijo mi hermano mayor. “Nadie quiere hablar con una máquina“.
“Nunca van a durar“, dijo mi padre. “La gente sólo le gusta hablar con la gente.”
En tres años, las máquinas contestadoras automáticas estaban por todas partes. La idea de un ser humano contestando tu teléfono mientras tú no estabas en casa ya no era importante. La gente estaban hablando con las máquinas, regular y familiarmente. Haciendo mensajes telefónicos divertidos, personalizanado las
máquinas de movimiento adelantado que habían llegado a sus hogares. No había vuelta atrás. Las máquinas era una parte de la vida, pero sólo cuando todos aprendieron a personalizarlas.
Lo mismo ocurre con los deportes. El deporte quizás no podrá volver a ser la cosa pura y simple por la que los hombres mayores suspiran. Ese estadio de béisbol en los campos de maíz es, por supuesto, una fantasía que vive en la mente. El deporte es una operación enorme, siempre lo fue, pero ahora ese hecho ya no es un secreto que vive en los palcos lujosos de los propietarios. El secreto está fuera de la bolsa. Muy, muy afuera. Todo el mundo sabe que el deporte es una máquina. El aval ahiora está en peligro de ensombrecer el juego. Los comerciales son a menudo más interesantes que la transmisión por televisión. El dinero se sienta en el banco, justo al lado de los jugadores. Los jugadores lo saben, los dueños siempre lo supieron, los aficionados lo saben. La máquina ha entrado en nuestros hogares.
La pregunta es, ¿cómo podemos personalizar esa máquina? Es una pregunta que ahora debemos preguntarnos en S.M.I.
Propongo que, al igual que el mundo abrazó a los dispositivos de atención telefónica, le hablemos a las máquinas. Tratamos con el futuro, que ya está aquí. Ni siquiera es el futuro, es el ahora, así que hablémosle a la máquina y veremos lo que nos dice.
Brindémosle alma y carácter a lo que ya existe. Propongo que recreemos todo lo que actualmente somos. En este momento estamos en la parte superior de nuestro juego. Tradicionalmente, la gente hace una cosa en este momento de su éxito. Ellos tratan todo lo posible de mantener lo que hicieron para llegar allí.
Su camino personal e intenso al éxito, su inspiración original (que está en el corazón de todo éxito) ahora se ha perdido en la búsqueda de mantener la máquina de hacer dinero sin problemas rodando hacia delante. La entrega de crujientes hojas verdes de más y más grandes cantidades de fortuna. Pero hay un problema con esta fase del juego del éxito. Al hacer este ciclo mantenimiento del éxito, se les olvida el brillo original de la pasión que los llevó allí.
E históricamente, ninguna persona exitosa se detiene a pensar que podrían caer como todos los que antes de ellos lo olvidaron. Todo el ciclo del éxito condena la misma cosa que coloca al éxito en primer lugar -atraviesa persianas en las ventanas de la realidad. Nos hace olvidar que el éxito monetario viene de algo muy puro. Se trata de un deseo de hacer bien, de hacer que la vida mejore, no sólo para hacer cosas buenas con regularidad financiera.
Conversación telefónica reciente con un cliente que había sido acusado de “venderse” por un columnista local: “Por supuesto que me vendí. Mi problema es que me vendí antes de que eso diera dinero“.
No es fácil de ocultar una fórmula ganadora. Tomemos un programa de televisión exitoso. La temporada siguiente, verás otros veinte iguales a él. Lo mismo pasa con nuestra empresa. Sports Management Internacional fue una de las primeras historias de gran éxito de este negocio. Pero los todos los grandes hacen una cosa al momento de su mayor éxito. Cambian el juego. Hacen que sea más difícil para ellos. Elevan la barra. No sólo trabajan más duro, sino que trabajan más inteligentemente. Es por eso que los grandes atletas, políticos, músicos, filósofos, todos se hicieron más fuertes en lugar de más cansados. Debemos hacer lo mismo. Y para aquellos que se preguntan cuando voy a proponer una respuesta a todas estas preguntas, debo pedirles simplemente aguantarse. Porque ahí viene.
Acabo de servirme una taza de café. Quizás estoy loco, quizás sólo es esta noche, pero creo que realmente estoy en algo. Y, como he dicho antes, si estás leyendo esto, significa que no logré conquistar esta declaración con mi propio miedo al rechazo. Si, si me conocieran, y muchos de ustedes, saben que “rechazo” y “miedo” no son palabras que digo con facilidad. Pero esto es más que una declaración de objetivos. Este no es el equivalente de uno de esos magnéticos “kits de poesía”, sabes, aquellos que compras en una papelería, un lío de palabras para que puedas armar poemas divertidos en la puerta del refrigerador. Esto viene de mi corazón. Esta es una carta de amor a un negocio que de verdad amo.
Miami, 2:37 AM, Pensamientos:
* * *
El café sabe diferente por la noche. Sabe a la universidad.
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Ya estoy de vuelta. acabo de revisar los mensajes en casa, y efectivamente uno de ellos era un hombre al que llamaré cliente X. Cliente X estaba viendo ESPN y vio al Atleta Y hablando de los muchos millones que tiene en contratos de fútbol, béisbol y anuncios de productos. Todos hemos estado en el extremo receptor de un mensaje como el que acaba de recoger en mi contestador.
“¿Por qué no estoy haciendo lo que me hace atleta Y?“, dijo mi cliente. Y la verdad es evidente para todos, menos para cliente X.
Atleta Y es una superestrella, y es más talentoso. Pero, decir esto a cliente X sería pedirle que se convierta en ex-cliente X. Y así comienza el juego de la adulación, de los buenos deseos, de hacer todo lo posible para calmar y acariciar. Es parte de nuestra vida y de nuestro trabajo. El juego del agente. La danza de tap. El cliente x no sólo significará una danza de tap, sino que también una danza de tap implicada en explicar porqué no devolví la llamada y comencé la danza del tap antes. Sé que es una danza de tap y él también lo sabe. Tengo setenta y dos clientes, y más de sesenta de ellos son una danza de tap a tiempo completo. Firmo diez o doce nuevos al año. Como muchos de ustedes sabrán, la cosa va en la dirección equivocada.
Pero mientras estoy aquí sentado en la oscuridad de esta habitación de hotel, la respuesta al futuro es más bien obvia. Si el baile de tap se vuelve menos constante, menos furioso, menos necesario, cuál será el resultado? El resultado será más honestidad, más atención, menos clientes, pero a la larga los ingresos serán iguales. Porque el nuevo día de la honestidad creará una máquina más personalizada, más veraz, y el cliente que no la ha cagado este año, tiene una mayor oportunidad de grandeza el próximo año.
Y ahora llegamos a la respuesta que Dicky Fox conocía hace años atrás. La respuesta es menos clientes. Menos baile. Más verdad. Debemos abrir una grieta en el puño fuertemente cerrado del comercio y ceder un poco para un bien mayor. Eventualmente, los ingresos serán los mismos, y esa bondad será infecciosa. Habremos tomado nuestra unidad y la convertiremos en algo más grande. Y, eventualmente, lo más pequeño será más grande, en todos
los sentidos, y especialmente en nuestros corazones.
Olvídate de la danza.
Enfócate.