Relación entre el cine y la literatura
La relación entre el cine y la literatura es de antigua data y ha generado un valioso aporte a la historia del cine nacional. No sólo los directores se inspiraron en obras para el rodaje de sus películas, sino que también los escritores fueron seducidos por este nuevo lenguaje.
En sus comienzos, el cine nacional se nutrió del teatro, que aportó no sólo con actores y técnicos sino también con textos de calidad a la producción de películas. Para algunos críticos, los dramaturgos fueron los "escritores puentes" entre el novelista y el guionista de cine, cabe mencionar por ejemplo a Antonio Acevedo Hernández, Rafael Maluenda y Víctor Domingo Silva. Otros géneros literarios también hicieron un aporte al cine mudo chileno, así por ejemplo, Alberto Santana realizó dos películas basadas en textos literarios: El monje (1924) inspirada en el poema de Pedro Antonio González; y El caso GB (1925), cuyo argumento está basado en la colección de cuentos Al desnudo, de Gustavo Balmaceda.
Nace Chile Films
El 16 de julio de 1942, a través del Decreto Supremo Nº 2581 se creó Chile Films, filial de la Corporación de Fomento de la Producción CORFO, con el objeto de dar un impulso a la producción de películas chilenas. Los estudios de Chile Films eran los más avanzados de Sudamérica, lo que permitió que el cine nacional continuara su desarrollo con un impulso renovado.
Por otra parte, la empresa produjo noticiarios de buen nivel que eran exhibidos en los cines antes de la proyección de las películas, obteniendo el reconocimiento del público. Paralelamente, la producción de largometrajes continuó aún cuando no respondían a las espectativas de la empresa. Algunos filmes de este período fueron La dama sin camelias, de José Bohr; Tormenta en el alma, de Adelqui Millar; Memorias de un chofer de taxi, de Eugenio de Luigoro; Yo vendo unos ojos negros, de René Olivares; Esperanza, de los argentinos Francisco Mujica y Eduardo Boneo. Para parte importante de la crítica especializada, éste último filme marcó el primer hito en el decaimiento de la actividad cinematográfica, terminando con el entusiasmo de su creación.
1973
Después del golpe de Estado de 1973, el cine nacional se estancó. Sin embargo, debido a la persecusión y al exilio, su evolución continuó en otras latitudes, destacándose por ejemplo, "La muerte y la doncella" de Ariel Dorfman y "El cartero" de Antonio Skármeta, por mencionar algunas. En Chile, hacia finales de la década de 1970 apareció "Julio comienza en Julio", dirigida por Silvio Caiozzi, reconocido director de cine que posteriormente filmó "Coronación", basada en la obra de José Donoso.
fuente: www.Memoriachilena.cl
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