La historia gira en torno a la familia Bélier, en la que de sus cuatro miembros todos son sordomudos a excepción de Paula (Louane Emera).A sus 16 años compagina la asistencia al instituto y los estudios, con el trabajo en la granja familiar, además de realizar todas las gestiones necesarias ya que su papel fundamental es el de traductora y vínculo entre su familia y el resto del mundo.Con los problemas típicos de una adolescente, Paula ingresa en el grupo de canto escolar llevada por los primeros amoríos, de manera fortuita, donde su profesor descubrirá que tiene un don para la música.
La película está plagada de situaciones hilarantes, muchas de ellas protagonizadas por los padres, que son una fuente de energía y fuerza y están inmensos en sus respectivos papeles. Hay escenas en las que la carcajada está asegurada y sin forzarla, ya que son situaciones tan cotidianas que es precisamente lo natural lo que nos fascina.
Como anécodota revelaros que tan sólo el actor que hace de hermano es sordo en la vida real. El resto del elenco tuvo que tomar clases durante unos cinco meses, más de cuatro horas al día, y, al final de cada escena los propios profesores de Lenguaje de signos valoraban dichas interpretaciones para conseguir el mayor realismo posible.
En definitiva, una película amable, que nos refleja una realidad acerca del colectivo sordo en una sociedad no preparada y carente de intérpretes, y de cómo el querer a la familia no debe ser impedimento ni atadura para cumplir los sueños. ¡Ah! Y os la recomiendo en su versión original. Con la traducción pierde mucho, es así...¿La habéis visto?