Esta estampa veraniega pertenece a un interesante edificio de la localidad coruñesa de Ortigueira. La construcción data de 1930. Su autor fue Antonio Tenreiro Rodriguez. El edificio, sencillo de planta y de soluciones racionalistas a la vienesa, con parientes cercanos en otros edificios del mismo género, consta de bajo y dos plantas. Fue cine. El cinema Fojo, pero como ha ido aconteciendo en todos los cinematógrafos locales con poca clientela en toda España, el cambio de actividad ha sido una de las soluciones más amables. Peor suerte han sufrido otros cines, reconvertido su espacio, trás el derribo, en suculentos negocios de moda -bingos, tiendas de ropa, gimnasios, supermercados, megaalmacenes todo-a-un-euro o similares, etc.- o en apartamentos de corte moderno, pequeñitos pero muy resultones. Actualmente este antiguo cine está dedicado a comercio de muebles de cocina y a la venta de electrodomésticos. Esperemos que les vaya muy bien. El edificio, que se encuentra atrapado en una estrechísima calle, fue construido sin apenas prejuicios de estilo en un intento de superar el entorno con predominio de lo ecléctico. Esto se aprecia en la utilizacón de materiales como el hormigón y el ladrillo enfoscado, sin ningún tipo de complejo, así como en la articulación severa de los volúmenes y las geometrías, desvinculados por completo con la arquitectura del lugar.
Foto: Jorge Dragón, en Flickr (2009)
A pesar de cierta horizontalidad en el diseño, rota con la torre esquinera que luce el reclamo publicitario, a modo de remate de carácter , Antonio Tenreiro, polémico y clásico, al tiempo, hace desaparecer las galerías, omnipresentes hasta el momento en la arquitectura ortegana, lo que no desmerece en el intento seguro de integrar la construcción en el entorno de la urbe. Especialmente importante este último apunte, si apreciamos el carácter naútico-marinero del edificio, que realmente lo hace pertenecer ipso facto al paisaje circundante, a pesar de su especial impronta moderna e iconoclasta, que puede despistar. Los actuales tonos azules y el blanco que engalana el antiguo cine ayudan a entender esta moderna -ahora vieja- arquitectura de Tenreiro Rodríguez, consecuente e innovador en su tierra. Es de desear que no se pierda, algo que en otra de sus obras ya no tiene remedio. Me estoy refiriendo a la finca El Grajal, en San Pedro de Nós, a la entrada de A Coruña, obra de Antonio Tenreiro y de su socio Peregrín Estellés, cuya ruina es ya irrecuperable.(Ver Arquitectura civil de la comarca de Ortegal)
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