La película tiene dos protagonistas. Uno de ellos, un proyeccionista y amante del cine que se queda ciego. El otro, un niño que nunca volverá a amar como en el verano que narra la película. El panorama es desolador pero, aún así, siempre recordarás esta película con una sonrisa en la cara. Una obra maestra que ama tanto al cine como se aman sus dos protagonistas. Y con un final inmortal, bellísimo, supermo. Si esa última escena no te consigue emocionar, nada, nunca, jamás, conseguirá hacerlo.
Lo mejor: el final, la muestra más grande de amor EVER.
Lo peor: que me he quedado sin espacio para hablar de la banda sonora.