(2004) Cine de 4.35 estrellas
La intensidad propositiva del cine iraní, pleno de guiones insólitos y audaces, actores casi siempre aficionados, le dan un toque singular, rico en matices emotivos. Las tortugas… es un ejemplo eminente. Es en tiempos de Sadam Husein, en el Kurdistan de Irak donde Bahman Ghobadi narra esta historia de niños refugiados kurdos que trabajan en la desactivación de minas personales, sembradas en vastas áreas del territorio de guerra para venderlas y poder sobrevivir, en tales escenarios de abandono y condiciones inhumanas se filma esta cinta con matices de denuncia contra estos injustos crímenes de guerra por parte de occidente en la historia contemporánea de medio oriente. Independientemente de si es mejor o peor el régimen imperante que las invasiones en la zona, la cinta no se inclina por uno ni por otra opción, muestra las condiciones de vida de los habitantes a semanas de iniciarse otra posible invasión de los USA.
Años de guerras previas han dejado una herencia de escenarios inconfundibles, minas, casquillos de obuses, maquinaria bélica en ruinas, los cuales dejan una huella imborrable en todos los habitantes, pero más en los niños y esta cinta muestra la guerra desde la perspectiva de la infancia. Avaz Latif es una actriz amateur que actuó magistral, como no podía haberlo hecho una actriz profesional. Intercalada en tiempos crueles y doloridos, sin montaje de escenografías, la película transcurre sobre escenarios reales, los paisajes desolados se muestran tal cual, sin maquillajes cinematográficos, niños huérfanos, mutilados, confundidos, abandonados, la cinta no recurre a actores profesionales, filma vivencias y personajes existentes, con toda su acritud, sin ambages, ni sutilezas.
Una cinta humana, conmovedora, de elevado nivel, que sin embargo no logró expresar todo lo que pretendía decir de los horrores de la guerra, o no pudo y sólo lo insinuó. El guion es básico, mucho, hace que el espectador se pierda y no participe de los sucesos.
Las tortugas pueden volar tiene pretensiones artísticas, y aunque varias ocasiones se acercaba mucho al documental, hay escenas fotogénicas, inquietantes, actuaciones convincentes, escenarios conmovedores, circunstancias impactantes que la hacen genuina.
(julio2005-agosto2019)
Por: Godofredo Oscós-Flores