Continúo mi paseo por Mérida, esta vez toca el Circo Romano, las competiciones que se desarrollaban aquí atraían la atención de las masas en época romana, estos espectáculos eran financiados por un personaje de las clases dirigentes para conmemorar algún evento, fines electorales o propangandísticos. Es el mayor edificio para espectáculos que construyeron los romanos en Mérida y uno de los más importantes del Imperio.
Fue construido fuera de las murallas de la ciudad hacia los primeros años del siglo I d.c. poco después de la fundación de Mérida. Su planta mide 440 metros de largo por 115 metros de ancho. Su fachada exterior se encuentra revestida en granito. El graderío tenía capacidad para unos 30.000 espectadores y se dividía en caveas. La arena ocupa una extensión de 30.000 metros cuadrados, en su centro se sitúa la espina, plataforma entorno a la cual se desarrollaban las carreras de carros.
En el centro de uno de los lados menores (al Oeste) se encontraba la "Porta Pompae" (Puerta de los Desfiles) desde donde partía el cortejo procesional previo a las competiciones, este cortejo estaba formado por músicos, aurigas, sacerdotes, imágenes religiosas, etc... A ambos lados de esta puerta se situaban las cocheras donde se situaban los carros participantes antes de salir a la arena.
Esquema del Circo Romano. Fuente: Panel del Centro de Interpretación
Los dos tipos de carros más populares fueron las Bigas, tiradas por dos caballos y las Cuádrigas, tiradas por cuatro caballos, su estructura era ligera y frágil con un peso entre 25 y 30 kilos. En las cuádrigas era muy importante la disposición de los caballos, los dos de dentro (iugales) debían ser los más seguros y obedientes a las indicaciones del auriga, los exteriores (funales) eran más ágiles y ligeros. El auriga, conductor del carro, con la mano izquierda sujetaba la brida, con la derecha hacía restallar el látigo.
El momento más esperado, tal como hoy en las carreras, era cuando todo estaba dispuesto, los aurigas y sus carros se introducían en las carceres (los cajones de salida de hoy en día). El director de los juegos (editor muneris) daba la salida agitando y tirando un lienzo (mappa).
Cada prueba constaba de siete vueltas y las metas se colocaban en ambos vértices de la espina, una distancia aproximada de 5 kilómetros que recorrían en 10 minutos. La victoria no solo dependía de la velocidad de los carros, también de la destreza y estrategia de los aurigas.
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