Ruta muy interesante para disfrutar de los infinitos rincones que nos ofrece este peculiar paraje protegido del Cabo de Gata, en el sureste peninsular.
Lugar donde es muy recomendable, casi obligatorio, tener muy en cuenta las temperaturas y vientos que acechan estos lares de la península a la hora de elegir fecha, si no queremos que nuestra interesante jornada cicloturista se convierta en un completo ejercicio de superviviencia ( Pincha aquí para ver el tiempo).
Partiremos desde el Camping de Cabo de Gata desde donde rodaremos por una zona llana durante los primeros nueve kilómetros, que nos vendrán muy bien para calentar y poner en acción las piernas.
Llegamremos a Pujaire, para tomar un leve tramo de carretera y desviarnos de nuevo a una pista que bordearán las Salinas del Cabo de Gata por su perímetro norte. Es curioso como la altimetría del GPS te marca que ruedas a 4 metros negativos bajo el nivel del mar debido a la depresión de estas salinas.
Este tramo nos sacará al núcleo de La Fabriquilla para rodar nuevamente por asfalto y dar por concluido el tramo de calentamiento. Ya estaremos a los pies de las lejanas ondulaciones de origen volcánico que se divisaban al inicio de la jornada. Éstas comenzarán a dificultarnos el terreno para llegar hasta el siguiente punto de interés. El faro del Cabo de Gata.
El azul intenso del mar, unido al azul suave del cielo, harán de opio para nuestras piernas en estas primeras y duras rampas que se escarpan entre la roca volcánica para acceder a este estratégico punto del sureste peninsular.
Al doblar a nuestra izquierda por primera vez, el elevado Cerro de San Miguel nos recompensará nuestro esfuerzo con una espectacular instantánea para los ojos. Nuestra cara reflejará una contrapuesta sensación de esfuerzo y alegría conjunta al recoger nuestra primer regalo visual de los muchos que recibiríamos a lo largo de la ruta de hoy. El faro del Cabo de Gata.
Pasaremos junto al Arrefice de las Sirenas y del Dedo. Peculiares salientes puntiagudos desde el fondo del mar, muy próximos a la costa, que llamarám nuestra atención a nuestro paso. Rodaremos ahora tranquilos antes de batirnos en duelo con el próximo promontorio rocoso.
La siguiente batalla con este paraje volcánico lo acometeremos contra el Collado de la Vela Blanca, y su imponente torre vigía convertida en la actualidad en antena de telecomunicación. Son apenas dos kilómetros de ascensión pero con desniveles cercanos la veintena porcentual.
Pero al igual que antes, todo esfuerzo supondrá una recompensa. Si miramos hacia detrás, estaremos dejando este espectacular paraje de Parque Natural.
Aquí nos encontraremos con una cadena que corta el paso a todo vehículo rodado a motor, impidiendo el tránsito a las célebres playas de San José. Una sinuosa, pero ancha, pista nos descenderá hasta estas turísticas playas y calas.
Rodando de nuevo de manera calmada, transitaremos por la Cala Carbón, Cala Media Luna y por la cinematográfica playa de Monsul donde se han rodado famosas películas como "Indiana Jones y la Última Cruzada".
Con cuidado de no pasarnos la salida a la derecha de la pista por un pequeño sendero, nos desviaremos para aproximarnos a la espectacular playa de los Genoveses. Una amplia y kilométrica ensenada.
Bordearemos la playa sin introducirnos en la arena por un bonito pinar que la da acceso y tomaremos rumbo hacia la Cala de los Amarillos para bordear el cerro del Ave María y acceder al primer núcleo de la jornada por un bonito sendero junto al mar. Pero antes debemos pagar el conseguir esta bella imagen con un leve tramo de empujabike de menos de 100m.
Ya en San José, podremos hacer parada técnica y continuar nuestro camino por su paseo marítimo para salir por la parte posterior de la localidad que nos permitirá bordear el Cerro de Enmedio.
Una buena pista nos dirigirá hacia la Cala Higuera. Una cadena volverá a cortar el paso rodado a motor. En breve deberemos tomar un desvío a izquierdas que empeora el piso y comienza a ascender. Se nota que es un tramo menos transitado que serpentea por la ladera del Cerro de la Higuera hasta llegar a un punto donde la pendiente pondrá a prueba de forma conjunta tanto nuestra habilidad como potencia sobre la bicicleta. Son apenas 50m, que a pesar de la buena tracción, conseguirá romper nuestro pedaleo.
De nuevo una preciosa recompensa a modo de horizonte azul. Con cinco kilómetros de nuevo paralelos al mar por una pedregosa y ancha pista que bordeará la ladera del Cerro de los Frailes, que con sus 492msnm es el pico más elevado de todo el Parque Natural.
Es éste un tramo de leves ondulaciones, pero rápido. La velocidad nos obligará a centrar nuestra atención en el piso para realizar trazadas seguras. Un sector de continua lucha de atención entre ambos objetivos oculares, el irregular piso y el impresionante horizonte. Cuidado porque podremos tener más de un susto innecesario. Pero será un delito no levantar la vista y observar la instantánea de estas escarpadas laderas muriendo de forma recortada en un suave y tranquilo mar mediterráneo a modo de calas y puntas.
De repente, casi sin darnos cuenta, la pista se convertirá en un larga y recta bajada. Las escarpadas laderas desaparecerán y dando paso a una llanura. La costa se hace rectilínea en la zona de Los Escullos, con su imponente castillo de San Felipe, ahora casi a nivel del mar. Rodaremos paralelos a la playa de Piedra Galera. Zona de marcha veraniega con el afamado Bar de Joe, la discoteca Chaman y las Jaimas.
La pista de tierra se convierte en un vetusto asfalto para dejarnos en la carretera AL- por la que rodaremos a penas unos kilómetros para desviarnos por un escondido sendero que sale a la dercha de nuestra marcha y nos guiará hasta la localidad de la Isleta del Moro. Es un bonito tramo que zigzaguea para vadear un torrente seco y dejarnos definitivamente dentro de este nuevo núcleo urbano.
Para salir de este lugar tomaremos el asfalto que lo une de nuevo con la carretera que habíamos tomado anteriormente, pero trazando un atajo que nos permitirá ahorrar kilómetros de asfalto.
El enfrentamiento con la inevitable subida al Cerro de la Amatista con sus cortas, pero duras, rampas de subida, nos dejarán en su espectacular mirador, primero; y más tarde nos dará paso al extenso valle de la minera villa de Rodalquilar.
En la bajada por la carretera tenemos que estar atentos de no pasarnos el desvío a la derecha para adentrarnos en un tramo alejado del mar. Transitaremos ahora por diferentes cortijos y zonas de cultivo imposible. Palmitos y cactus sitian el camino por el que rodamos. Un pequeño laberinto de caminos nos dirige hasta la cómoda pista hormigonada que da acceso a la turística playa de El playazo, previo paso por unas de las multitudinarias torres vigías existentes en la zona.
Nuestra ruta gira hacia la izquierda en busca del castillo defensivo de San Ramón desde donde podremos encontrar unas espectaculares vistas de esta playa a la que protege.
Entraremos en una zona que nos indica que es una propiedad privada y en la cual están sembrando cactus y vegetación de la zona para impedir el paso, muy próximo a la fortaleza. Pero si nos separamos un poco hacia el interior encontraremos el camino marcado como sendero local que une esta playa con el Camping de Las Negras, en la Cala del Cuervo; nuestro siguiente objetivo.
Deberemos empujar un tramo de a penas 10 metros para superar una rampa imposible de ciclar. Entraremos ahora en una parte complicada, no muy larga, pero que nos obliga a desempolvar nuestras habilidades sobre la bici.
Es una zona donde no hay lugar a errores, ya que el directo acantilado hacia el mar es bastante respetable. En algún momento tuvimos que echar pie a tierra por precaución y para poder disfrutar de las vistas que este tramo nos ofrecía. Pero todas estas molestias bien merecen la pena.
El descenso hasta el Camping de la Caleta es por senderos donde deberemos descender con precaución por alguno de los diferentes ramificaciones que bajan hasta la Caleta del Cuervo, donde está ubicado este camping.
Una vez abajo tomaremos el camino asfaltado que une esta ubicación con la población de Las Negras. Este sector es un tramo ancho, muy bien adecentado y cómodo que nos permite descansar de la aventura de los acantilados anteriores. Poco a poco, siempre con el mar a nuestra derecha, el promontorio de la Molatilla nos va presentando la pequeña y tranquila población de Las Negras.
Un breve callejeo nos permitirá observar que se trata de un bohemio lugar de casas blancas y calles tranquilas. Buscamos el paseo marítimo y nos damos de bruces con la arena de la playa. Los edificios dan salida directa al mar, sin paseo que haga de frontera natural.
Tanto nos llamará la atención este bonito lugar que es obligado una parada para reponer líquidos, energías y hacer una importante toma de decisiones.
Coca-Cola en mano, lo más duro está por llegar. El acceso y, sobre todo, la salida de la Cala de San Pedro es verdaderamente complicada.
La otra opción es tomar la carretera hasta Fernan Pérez y volver a nuestro camping por asfalto.
(Se recomienda la opción de tomar la carretera hasta Fernan Pérez para empalmar con la ruta original. El tramo de la Cala de San Pedro, no es nada aconsejable a no ser que tengas un espíritu verdaderamente aventurero y no te importe cargar con la bici al hombro al menos media hora)Si decidimos hacer el durísimo, pero exclusivo, tramo de la Cala de San Pedro, deberemos salir de Las Negras tomando la pista de aproximación hasta dicha cala. Tres kilómetros de acceso hasta una explanada a modo de parking desde la cual el trazado se convertirá en estrecho sendero. Quedaremos obnubilados por lo que se nos presentará frente a nuestros ojos.
Seguiremos nuestros pasos, teniéndonos que bajar de la bici en momentos puntuales. Pero nos toparemos con un nuevo paraje excepcional, a pesar de que poco a poco la ruta se irá complicando a medida que nos acerquemos a esta incomunicada y escondida garganta, utilizada por los piratas como punto de actividades ilegales.
La mirada al frente, nos permitirá observar el Rellano de San Pedro, un altiplano de 200m sobre el nivel del mar con una falda casi perpendicular por donde deberemos hacer la salida de este lugar. Es el punto negro de la jornada.
Llegaremos hasta la playa obligándonos a separarnos de nuestra montura y pasar junto a una fuente donde podremos reponer agua.
Deambularemos por el fondo del barranco hasta encontrar el sendero roto, de montaña, con un desnivel imposible zigzagueando la loma.
No empujaremos para nada la bici... la cargamos a nuestra espalda para ascender casi un kilómetro por un sendero donde ni siquiera con botas de montaña se ascendiese con seguridad.
Más de media hora nos llevará hacer este sufrido y desaconsejado tramo hasta que llegemos a lo más alto. Podremos entonces rodar un poco hasta llegar a nuestra segunda sorpresa. Ahora deberemos bajar casi todo lo ascendido, de nuevo bajados de la bicicleta. A penas 500m mucho más rápidos que los anteriores que terminan en una pista pedregosa.
Rodareamos casi cresteando un precipicio a nuestra derecha del que poco a poco nos iremos separando para adentrarnos en un sendero rápido.
La Cala del Plomo aparecerá ante nuestros pies, el descenso de nuevo muy técnico nos pondrá a prueba en más de una ocasión. Agua Amarga quedará apenas a unos kilómetros. Estaremos en la Rambla del Plomo, donde nos despediremos definitivamente del mar para iniciaremos la vuela al punto de partida.
Diez sufridos kilómetros nos separarán de Fernan Pérez que aparecerá como un oasis donde reponer líquidos y algunas energías.
De nuevo en camino aun quedarán 25 km para llegar por caminos vecinales asfaltados. Pasamos por Los Martinez, Los Albaricoques y El Barranquete. Localidades que marcan una línea casi recta hacia nuestro camping.
En esta última nos desviaremos paralelos al seco Barranco Morales que nos dejará en la carretera de acceso a la localidad de Cabo de Gata y en su kilómetro 9, el camino hacia nuestro camping.