Aquí en Málaga es un momento mágico cuando se apagan las luces de la Catedral, se hace un gran silencio, y desde la más profunda oscuridad, una pequeña llama traída de mano en mano desde Belén, se convierte en centenares de pequeñas llamas que acaban iluminando cálidamente el templo. Y ese mismo gesto se repite en miles y miles de lugares en todo el mundo. Por ejemplo hoy, día de Nochebuena, nuestra amiga Meme y su familia han recogido la luz en casa y dedican toda la mañana a repartirla entre amigos y familiares ¿Hay mejor símil de lo que debería ser la VIDA con mayúsculas: compartir la luz que otros te han dado?
Hace unos días, nos visitó nuestro gran amigo Luije y hablábamos preocupados de la oscuridad en la que se encuentran muchas de las personas que nos rodean. Vidas sólo centradas en el trabajo, en el telediario, en el fútbol, en la política, en el cotilleo... Vidas clónicas, vacías de ilusión por el presente, por la naturaleza, por el descubrimiento y aprendizaje continuos, o por el encuentro con el prójimo. Vidas deseosas de ser iluminadas.En estas fechas de propósitos para el año entrante, siempre pedimos un poco menos de ajetreo en casa, aunque realmente cada vez estamos embarcados en más aventuras. Pero es que cuando llega la Luz, es necesario seguir propagándola. Si no la compartes, ¿cuántas personas se quedarán a oscuras por ello detrás de ti? Y da igual que la Luz venga de O Couso, de los Scouts, de la Casa de Pepe Bravo, o de Adapa. Todos ellos son Círculos de Luz que nos animan a despertar, y cuya luz ha llegado a nosotros para ser propagada.Estas Navidades en casa ya luce la Luz de Belén desde hace días junto a la chimenea. Procuraremos que no se apague. ¡Feliz Navidad!