Sinopsis
En Londres, en una sociedad hiperconectada en la que la gente vive obsesionada por la pequeña pantalla, la violencia y las redes sociales, un concursante muere en directo en un programa de televisión. Inmediatamente se convierte en trending topic mundial. ¿Podría ser intencionado?El inspector Jellineck, un policía desencantado, áspero y harto de la vida se hace cargo de la investigación. Es el único que piensa que el incidente puede ser algo más serio de lo que parece.Patrizia, una chica en guerra con el mundo, está convencida de que es necesario hacer algo rotundo y se vincula a un grupo de jóvenes activistas que quieren cambiar el rumbo de la sociedad.Y entonces, una interferencia en la señal de televisión anuncia:
«Os voy a joder la vida. A todos»
AutorManuel Ríos San Martín (1965), licenciado en Ciencias de la Información, ha trabajado en importantes productoras de televisión como Globomedia, BocaBoca y Diagonal, donde ha ejercido de productor ejecutivo, director o guionista de diversas series y miniseries de televisión.
Ha participado, entre otras, en Colegio mayor, Médico de familia, Menudo es mi padre, Más que amigos, Compañeros, Mis adorables vecinos, Soy el solitario, Raphael, Rescatando a Sara, Historias Robadas y Sin identidad. Ha dirigido un largometraje, No te fallaré, y ha colaborado en la escritura del guión de las películas Amigos y Maradona, la mano de Dios. Ha coordinado y coescrito el libro El guión para series de televisión, publicado por el Instituto de RTVE.Opinión personalLos asiduos de la novela negra y criminal siempre tenemos varias preguntas en nuestra mente cuando leemos: ¿Cómo? ¿quién? ¿Por qué?En esta novela lo sabemos todo desde el principio, solo nos falta el porqué y se descubre pronto.Entonces, ¿en qué se diferencia de las demás? En principio, en que es una distopía. A mí es un género que no me atrae nada, pero está ambientada en un futuro tan cercano que puede ser mañana o pasado.Esta es una novela demasiado intensa. No puede leerse de una sentada por dos razones: porque agota emocionalmente y porque hay que pensar en todo lo que nos dice el autor.Porque esta obra no está escrita para que disfrutemos. No. Es para sacarnos de nuestra zona de confort, para sacudirnos como si de un tsunami se tratara y para remover nuestras conciencias.Es una novela morbosa, porque nosotros lo somos. Como bien dice el autor al final, nos encanta ver imágenes escabrosas, porque no somos nosotros los protagonistas. Y cuanto más lo sean, más nos atrapan. Y si nos dicen que pueden herir nuestra sensibilidad, allá que vamos, de cabeza. Lo del poder de las redes sociales es un tema recurrente en la novela. Ahora vivimos en Twitter, a base de hashtags y de tuits. Queremos tener miles de seguidores, poner los tuits más ingeniosos y nos da igual el precio, ha llegado la hora del «todo vale» por quince segundos de fama, aunque destrocemos la vida de alguien.Pero lo más sorprendente es que los que se quejan de que nos manipulan nos están manipulando a la vez y ellos están siendo manipulados de la misma manera.
Hemos llegado a un punto que no sabemos qué es verdad o qué es mentira, y no nos damos cuenta de que no es igual una media verdad que una media mentira, y que un bulo repetido puede convertirse en una verdad. Juegan con nosotros como si de marionetas se tratara y los que mueven los hilos también son títeres de alguien.Resumiendo, que dice el Maestro: una obra novedosa sobre el poder de las redes sociales y de la manipulación informativa, sobre la ambición y la lucha por el control en el más amplio sentido, con un personajes muy potentes (sublimes el de Patrizia y el de Shultheiss), con unas escenas con una crudeza descarnada, muy visual (se nota que el autor domina el medio y sabe lo que tiene que hacer o decir en cada momento), interactiva, y con un desenlace bestial, a la altura de todo lo demás. Una novela en la que la falta de trabajo o los trabajos precarios, los grupos antisistema, los medios de comunicación y las redes sociales van de la mano para demostrarnos que ese futuro está mucho más cerca de lo que parece. Y aunque el autor diga que no ha querido hacer una novela pesimista, nos da motivos más que sobrados para que sospechemos que, si no hacemos algo, lo que nos espera es catastrófico.
Cuando la terminé puse en Twitter que el infierno de Dante era una tontería comparado con esto. Kayena contestó que era una guardería. Para saber quién de las dos tiene razón tendrás que sumergirte en ella.
Y no quiero despedirme sin darle las gracias desde aquí a @fantasma, que ha participado en las lecturas simultáneas y se ha multiplicado para que interactuara con nosotros @Shultheiss65, el malo malísimo de la novela, el que nos ha querido joder la vida. Y la verdad es que estar leyendo y tuiteando y que de pronto apareciera él no tiene precio, porque hacía mi lectura aún más real.
Valoración: 9
Leído el 11 de marzo de 2017