Circunstancias casuales. Carlo Flamigni

Publicado el 26 julio 2016 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
El fallecido era despótico, cruel, vengativo, humillador, abusador sexualEl notario de una pequeña localidad de la Romaña italiana, Annibale Ricci Ribaldi, aparece muerto. Aunque los primeros indicios señalan a la muerte natural como responsable del óbito, una serie de llamadas realizadas por parte del finado horas antes de su muerte, y las muy especiales circunstancias que rodeaban al notario, obligan al subcomisario de policía Macbetto Fusaroli, a iniciar pesquisas con la posibilidad de que el asesinato haya sido la razón de la muerte del notario.

El fallecido reunía casi todas las vilezas que a un ser humano se le puedan atribuir: despótico, cruel, vengativo, humillador, abusador sexual y de las miserias, dificultades o errores de los demás. 
Tan variadas lacras de carácter hacen que la lista de sospechosos esté bien nutrida: desde su propia familia, mujer e hijos, el servicio de su casa, o sus empleados, a los que somete a un terrorífico estado de sumisión y humillación, muy próximo a la esclavitud, aprovechando sus debilidades, errores, o pasiones.extraordinaria narración sobre la maldad cotidianaY para confundir aún más la situación, aparece muerta en su bañera la comadrona que trajo al mundo a los hijos del finado, cuando el tema de los parentescos y las concepciones van a ser un asunto muy peliagudo de investigación.Ante lo intrincado y sin rastros de la investigación, el subcomisario Fusaroli pide ayuda a su amigo el escritor Primo Casadei, que arrastra de paso a su singular clan familiar compuesto por Maria, su esposa de origen chino, su amigo lleno de retranca y conocimiento del mundo Proverbio, el simple y forzudo Pavolone, y Beatrice y Berenice, las pequeñas hijas gemelas del matrimonio Casadei. Con toda esta troupe de personajes, se nos ofrece una extraordinaria narración sobre la maldad cotidiana, de cómo se puede vivir en ambientes asfixiantes y podridos, de cómo se puede ejercer daño y dolor sobre los cercanos y conocidos sin llegar a la teatralidad de la psicopatía casquérica. Una historia en que se nos narrará las múltiples formas de la maldad cotidiana. Incluyendo los abusos sexuales realizados por algunos médicos.El autor nos ofrece una investigación narrada de forma sorprendente, pues usará múltiples formas de presentación de hechos y personas, usando técnicas de lo más variopinto, y que continuamente proponen el papel de la casualidad en las investigaciones criminales, y por otro lado nos regalan con un tono cáustico, lleno de retranca e ironía, pero empapado en un humor negro, pero que muy negro, que hace que en algunos momentos parezca que se nos esté ofreciendo una hilarante comedia de enredo.Un elemento muy a destacar es el papel que el autor, más allá del narrador o los personajes, aprovecha de la vida cotidiana cantada en lengua de la zona que a través de sus dichos nos ofrecerá su sabiduría, y en la que se retrata la vida pequeño provinciana con sus tensiones, envidias y sobre todo la información que corre de todo y sobre todosY como en la primera entrega de esta serie los protagonistas nos regalan con un final distanciado de la ciega aplicación de eso que los humanos llamamos Justicia, y que está más cerca de lo que se podría llamar justicia popular. El resultado de este atrevido cóctel, es una narración, que en lo que tiene de buceo en la realidad popular, nos recuerda las mejores páginas del gran Leonardo Sciascia, y en lo que tiene de relato de la maldad cotidiana nos trae a la memoria los negrísimos relatos de Giorgio Scerbanenco. Una novela que no hay que perderse.

Siruela, 2016Compra en Casa del Libro
José María Sánchez Pardo