Circus Bros. o la perfecta tortilla española en Candem

Por Traveler2be @traveler_2be

Vender una tortilla de patatas en Londres puede parecer algo normal, pero hacerlo en Camden Market y tener éxito es más complicado. Circus Bros. hace lo segundo. Es más, me corrijo, no vende una tortilla de patatas, vende LA mejor tortilla de patatas que uno puede probar, y aquí tengo que pedirle perdón a mi madre por ello.

No sólo venden las tortillas en Circus Bros. sino que también tienen arte para venderlas y es aquí donde entra Miguel en escena, un sevillano que ha dado una vuelta al mundo en un buque del ejército mientras estaba enrolado y que ahora se dedica, junto con Marcos, el propietario, a surtir a los británicos de unas deliciosas tortillas y a un precio más que asequible, 5 Libras.

Luego de probar diferentes platos y de trabajar para otros restaurantes, Marcos decidió que ya era hora de abrir su propio negocio, de trabajar para si mismo y de recoger los frutos de sus éxitos y de sus fracasos. Así fue como en Marzo del año pasado nació Circus Bros. en Candem Market. Luego de unos inicios muy complicados, por fin consiguió despegar, y hoy es un negocio que abre todos los días de la semana y que si te despistas y miras para otro lado mientras estás esperando, cuando te das cuenta tienes a 5-6 personas delante tuya.

Circus Bros. cocina unas tortillas individuales, pequeñitas, que hacen justo en el momento y que llevan además cebolla caramelizada para hacer todavía más sabroso un plato tan español como es la tortilla española. A medida que iban haciendo las tortillas mi boca empezaba a llenarse de babas por lo delicioso que se veía en las sartenes. Luego de cocinar las tortillas las abren a la mitad y uno puede escoger los ingredientes que le mete en el medio. Jamón serrano, chorizo de Lugo, espárragos, setas, queso manchego, pimientos de piquillo o morcilla son algunas de las opciones. Luego la cocinan un poquito más y acompañan el plato con un pan de ajo recién hecho.

Cuando vimos la presentación mis babas ya no cabían en mi boca y cuando probé esa tortilla fue una sensación indescriptible. Cuando uno sale de viaje sabe que no va a comer comida como la que hace su madre, y lo que menos intenta es encontrar algo parecido a esa comida, pero sin embargo ahí estaban Marcos y Miguel, recordándome que no hace falta pagar auténticas fortunas por comer en un restaurante caro cuando lo único que se necesita para preparar un buen plato es talento, paciencia, humor y muchas dosis de pasión en lo que haces, y de esas cosas, tanto Marcos como Miguel, van sobrados.