¡Aviso!: Este post puede no resultar de interés general debido a que es una respuesta pública a unas declaraciones hechas contra mí.
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Todos sabemos que es aficción de los españoles hablar sin tener ni idea. Lástima que hoy le toque a Santi Benítez ser la persona a la cual se le pueda aplicar esto.
Tras el post que hice sobre la entrevista que Paco realizo a un israelí de origen argentino, Santi ha dicho algo en su resúmen de lo mejor de RBS.
Para que no vuelva a acusarme de disección, antes de coger las partes que quiero reseñar copiaré toda lo que ha dicho sobre mí:
Don José Rosales nos hace una somera disección interesada, por no llamarla de otra forma y ser suave, de una entrevista que el compañero Paco Piniella le hace a Carlos Braverman – muy recomendable de leer-. En esa disección, no sé si por ignorancia o porque no entiende ciertas cosas, nos deja dos perlas dignas de pasar a la historia de la blogocosa dentro de su apartado “Lo más sesgado“. La primera es esta “(…) su frase ya es aclaradora: judaísmo laico (…)”. Pues sí, Don José, sí, judaismo laico, significa que es un movimiento de defensa del Estado Israelí pero sin la carga religiosa que sí existe en otros. Normalmente, un israelí se define a si mismo como judio, aunque no profese dicha religión, porque para los israelíes ellos son el pueblo judio, practiquen dicha religión o no. La segunda es peor, si cabe, ya que para justificar su primer comentario trae a colación un texto que Ralph Schoenman incluye en la “Historia oculta del sionismo” (¿…?). Lo que ni Don José ni Don Ralph Shoenman entienden es que se puede ser israelí, y no ser religioso, es más, como conozco el paño – no me hice polvo la rodilla izquierda por aquellos lares por nada-, puedo decir con la boca llena que gran parte de lo que hoy día se hace desde la política israelí hacia un entendimiento con el pueblo palestino, que es bien poquito, todo sea dicho, se hace desde ese ámbito, el laico. Lo que luego dice Don José sobre La guerra de los seis días sólo demuestra hasta que punto es peligroso el desconocimiento de la historia. No seré yo quien defienda las políticas xenófobas y asesinas de los diferentes gobiernos israelíes, pero eso no significa que tenga nada en absoluto contra los judíos e israelíes en general, sería tanto como tener algo en contra de los estadounidenses basándome en la penosa historia de su política exterior.
Marxismo y antisemitismo, ¿De qué me sonará eso?… ¬¬
Empecemos con la respuesta a tan inmensa desfachatez:
Don José Rosales nos hace una somera disección interesada, por no llamarla de otra forma y ser suave, de una entrevista que el compañero Paco Piniella le hace a Carlos Braverman – muy recomendable de leer-.
Empieza acusándome de diseccionar un texto que, por si no se había dado cuenta, he enlazado (osea, puede visitarse desde mi blog). Se supone que los lectores se lo han leído antes y luego, al seguir leyendo mi post, leerán mi opinión y las partes del texto citado en las que yo me he apoyado, así que no entiendo porque se me acusa de esto. Para mi sorpresa, el resume todo mi texto en 2 palabras, sin citar más, lo que también le convierte a su texto (aún más) en una disección -en este caso más interesada aún debido a que se me acusa de cosas que yo no digo sin citar donde las digo-. Yo no tengo ningún problema con esto, ya que supongo que si el lector lee eso clickará en el enlace a mi texto para verlo y no dejará que lo influencien de tal manera.
En esa disección, no sé si por ignorancia o porque no entiende ciertas cosas, nos deja dos perlas dignas de pasar a la historia de la blogocosa dentro de su apartado “Lo más sesgado“. La primera es esta “(…) su frase ya es aclaradora: judaísmo laico (…)”. Pues sí, Don José, sí, judaismo laico, significa que es un movimiento de defensa del Estado Israelí pero sin la carga religiosa que sí existe en otros. Normalmente, un israelí se define a si mismo como judio, aunque no profese dicha religión, porque para los israelíes ellos son el pueblo judio, practiquen dicha religión o no.
Exactamente a eso me refería yo, al pueblo judío, no a la religión judía. Por eso mismo me chocó y sigue chocandome ese argumento. Es como decir que se defiende España con el españolismo laico; y teniendo en cuenta la xenofobía de las políticas israelíes, que no dejan muchas veces que los no judíos trabajen en Israel, tiene un claro significado excluyente con la población palestina. ¿Ha leído usted la palabra religión en el texto -en la parte escrita por mi-? ¿Verdad qué no?
La segunda es peor, si cabe, ya que para justificar su primer comentario trae a colación un texto que Ralph Schoenman incluye en la “Historia oculta del sionismo” (¿…?). Lo que ni Don José ni Don Ralph Shoenman entienden es que se puede ser israelí, y no ser religioso, es más, como conozco el paño – no me hice polvo la rodilla izquierda por aquellos lares por nada-, puedo decir con la boca llena que gran parte de lo que hoy día se hace desde la política israelí hacia un entendimiento con el pueblo palestino, que es bien poquito, todo sea dicho, se hace desde ese ámbito, el laico.
Teniendo en cuenta que mi primer comentario era “Sin conocer el Kibutz y el racismo que predica, su frase ya es aclaradora: judaísmo laico” y no “su frase ya es aclaradora: judaísmo laico” -disección interesada- creo que todo este párrafo es un absurdo ya que el texto de Schoenman habla del Kibutz, no de los judíos. Por tanto apoya mi odio a la organización del Kibutz como tal, no contra el pueblo judío o contra el “judaísmo laico”, contra los que no tengo nada.
Es su “base ideológica Kibutziana” la que le crítico a Carlos Braverman en mi texto:
“Sin conocer el Kibutz y el racismo que predica, su frase ya es aclaradora: judaísmo laico. ¿Es posible ser tan poco coherente con sólo dos palabras?
Irónicamente, la institución israelí en la que se cifran más ilusiones es el kibbutz, un supuesto ejemplo de cooperación socialista. Como afirma Israel Shahak: «La organización israelí que practica en mayor grado la exclusión racista es… el kibbutz. La mayor parte de los israelíes han sido conscientes desde hace tiempo del carácter racista del kibbutz, no sólo contra los palestinos sino contra todos los seres humanos que no sean judíos.»
Los kibbutzim existen sobre todo en tierras arrebatadas a los palestinos. Los no judíos no pueden ser miembros de los mismos. Si “obreros eventuales” cristianos entablan relación con mujeres judías, se ven obligados a convertirse al judaísmo para poder ser miembros de un kibbutz. Shahak explica: «Los candidatos cristianos a pertenecer a un kibbutz mediante conversión han de prometer que en adelante escupirán cuando pasen ante una iglesia o una cruz.»
Actualmente, alrededor del 93% de la tierra del llamado Estado de Israel es administrado por el Fondo Nacional Judío de acuerdo con las siguientes normas: para tener derecho a vivir en la tierra, arrendarla o trabajar en ella, tienes que demostrar que tienes al menos tres generaciones de ascendencia materna judía.
(Ralph Schoenman, “Historia oculta del sionismo”, 1ª edición en inglés: Febrero de 1988, Socialist Action, San Francisco)”
Luego dice Santi:
Lo que luego dice Don José sobre La guerra de los seis días sólo demuestra hasta que punto es peligroso el desconocimiento de la historia.
¿Esto en que se apoya? No hay argumentos, de hecho no se habla nunca de dicha guerra, solo se habla de las típicas excusas del estado de Israel para ir a la guerra: la seguridad. Llamarme ignorante acerca de un tema del que no hablo es doblemente estúpido. Pero Carlos Braverman legitimaba la guerra y eso es inaceptable desde un punto de vista de izquierdas, sea el que sea y se mire por donde se mire.
El que me llame antisemita declara que hay dificultades en su esquema mental para reconocer la diferencia entre el antisionismo y el antisemitismo. Ahora si estoy en contra del fascismo en España me dirán que odio a la gente de este país.
Menudo despropósito.