Clanes de mafiosos enfrentados en los bajos fondos de una ciudad. Piedras pulidas de jade que otorgan poderosas capacidades para aquellos que las pueden soportar y han sido entrenados. Políticos que son meros títeres en las batallas de los despachos. Kekón es la isla de jade. Su ciudad principal, Yanlún, está gobernada bajo la fachada por dos clanes: Montaña y Sin Cumbre, los cuales dominan territorialmente las zonas de la ciudad. Por supuesto, hay zonas de conflicto, pero se respira un aroma de tensa paz. La extracción y exportación del poderoso jade es la principal actividad económica y comercial. Todo cambia cuando uno de los clanes descubre que el otro está transgrediendo las reglas del pacto firmado por ambos hace mucho tiempo.
La familia Kaul compite por el control de la ciudad, al igual que Montaña. Es un clan donde el honor, la lealtad y la tradición son norma. Pero son tiempos de cambio. Una nueva y poderosa droga ha aparecido en el mercado. Con ella, cualquiera puede usar el jade y obtener sus poderes. La ciudad se transforma en un campo de batallaque decidirá tanto el destino de los clanes como el de la propia ciudad. Yanlún arde bajo la lucha territorial cuando un líder ha caído. Ciudad de Jade es una fantasía urbana con toques gangster e inspiración oriental que entrelaza disputas internas de la ciudad, con las maniobras políticas de dos clanes guerreros en plena lucha por el control de la ciudad y, poderosas escenas de batalla.
A través de cinco puntos de vista, Fonda Lee va desgranando la historia desde diferentes perspectivas, cada una de ellas agregando valor a la historia. Podremos estar dentro del corazón del clan junto a Lan e Hilo. Seguiremos a la familia Kaul con su hermana Shae y el primo Anden, nos mostrará la academia. Cerramos el quinteto con un punto de vista diferente, internos en los bajos fondos de la ciudad junto a Bero. La narrativa funciona en Ciudad de Jade de forma rápida y fluida, con frases cortas y directas. La historia esta repleta de flashbacks y explicaciones que muestran cada pequeño detalle relevante. A veces, sobre todo en los primeros compases, cae en la intensa necesidad de revelar demasiada información. Sin embargo, la historia es tan interesante y adictiva, que es una minucia a pasar por alto. El libro tiene esa insondable magia que atrapa por completo.
La mafia tradicionalCualquiera que haya visto El Padrino lo tiene grabado en la cabeza: la familia es lo más importante. Y de aquí lo podemos extrapolar a como funcionan los clanes en Yanlún. Con un enfoque muy oriental, directamente sacado de Asia en los años ochenta, Fonda Lee construye clanes con intrincadas jerarquías. Los personajes poseen arduas relaciones del pasado, juramentos de lealtad y fidelidad respetados por décadas, y hasta cierta ciencia detrás de las espectaculares batalles de artes marciales. La autora construye un mundo vivo y muy creíble en el cual es fácil realizar una profunda inmersión. Pedestal, Cuerno, Hombre del tiempo, Dedos o Puños. Las nomenclaturas dentro del clan acaban cobrando el mayor de los sentidos en cuanto arranca la novela. Al igual que el código por el que se rigen, donde prima defender a sus aliados (linternas) sobre todas las cosas. Donde el beneficio para el clan es el beneficio de todos. Donde todos y cada uno se cubren las espaldas cuando haga falta.
"-El hombre que porta la corona de rey no puede portar el jade de guerrero. Oro y jade no se mezclan. Los huesos verdes vivimos con arreglo al aisho. Defendemos al país de sus enemigos y a los débiles de los fuertes."
Un sistema de magia cinematográficoMás cercano a la ferruquimia o la alomancia de Brandon Sanderson, el sistema de magia planteado en Ciudad de Jade permite a sus usuarios contar con poderosas capacidades. Desde poder desviar objetos, hacerse más ligero u otorgar más fuerza a un golpe, hasta poder percibir las emociones de los que te rodean. Unas capacidades otorgadas por el jade que solo los elegidos pueden usar. Solo Huesos Verdes. Pero no será fácil, ni un camino de rosas. Deben entrenar durante ocho años en la academia e ir incorporando su jade poco a poco. Si no, la enfermedad denominada comezónlos volverá locos por completo. Tampoco son poderes ilimitados, ni pueden portar todo el jade que gusten. Toda capacidad tiene un límite y no todo el mundo puede desarrollarlas por igual. Combinado junto a las artes marciales (en las cuales Fonda Lee es una experta), este sistema mágico regala alguna de las mejores escenas de batalla que he leído últimamente. Una pena que sean menos de las esperadas en el libro.
La magia de los buenos personajesEl elemento sobresaliente de Ciudad de Jade son los personajes. O al menos, el que más atrapa al lector. Por que Fonda Lee hace excepcionalmente bien su trabajo en este aspecto y es fácil meterse en la piel de cada uno. Gracias a ellos podemos acceder a todos los niveles del clan, establecer las relaciones pertinentes y llegar a sufrir por ellos con cada suceso. La progresión de los personajes es interesante, profunda y exquisita a medida que cambian los tiempos en el clan. La influencia de los hechos acaecidos son palpables y las consecuencias no tardan en llegar a cada uno. Aunque a veces se comportan demasiado bien al servicio de la narrativa, no dejan de ser bastante humanos, llenos de virtudes y defectos. Fonda Lee expone de forma determinante como algunas personas no tienen libre elección en su vida debido a la cultura que impera en su país. Sin embargo, las decisiones que toman a lo largo del camino estos personajes parecen razonables dadas sus circunstancias y personalidades, pese a conocer las consecuencias de sus actos.
Otras reseñas de interés
In the Nevernever
Calles de Tinta
Café Librería