Como no podía ser menos, La Ciudad Encantada tiene sus geólogos, sus pintores y sus poetas, como Federico Muelas. También se conoce el caso de un explorador inglés que en el verano de 1853 permaneció nueve días estudiando estos laberintos, uno de los más bellos parajes calcáreos creado por los caprichos de la naturaleza.
Conviene, antes de iniciar el recorrido por la Ciudad Encantada, asomarse al mirador de Uña, que dista apenas kilómetro y medio, y que constituye un soberbio balcón sobre el amplio valle del Júcar, ya a cuyos pies queda Uña y la laguna del mismo nombre.
Nos encontramos ante una formación kárstica de superficie, de gigantescas proporciones, que cubre unos veinte kilómetros cuadrados. Para no perder el tiempo, deambulando entre los laberínticos callejones, debe seguirse la ruta turística perfectamente señalizada con flechas de colores. También es posible solicitar el servicio de guías acompañantes, que ayudaran a interpretar y guiar por los rincones más ocultos y las formas más caprichosas.
Caminando por la Ciudad Encantada se crea la ilusión de hacerlo por una ciudad ciclópea y laberíntica, con sus calles y plazas, altos edificios, puentes romanos, puertas góticas, monolitos, bosquecillos e incluso grandes barcos erguidos sobre sus quillas. A la entrada, y enterrado hasta los hombros, asoma una enorme cabeza de gigante, como permanente centinela. Así visitaríamos una serie de formas imitativas a las que el pueblo puso expresivos nombres.
El Tormo Alto, que alcanza la altura predominante de la formación; los Tres Barcos, El Perro, la Ballena, la Cara del Hombre, el Puente Romano, la Foca, el Pato, el Llamador, el Tobogán, el Mar de Piedra, una dramática lucha entre el Cocodrilo y el Elefante, el Dinosaurio, el Convento, las Bodegas, el Teatro, el Frutero, la Pila Bautismal, la Cárcel, la Pareja de Guardias, el Carro de combate, la Tortuga, los Osos, los amantes de Teruel.
La vegetación predominante en este paraje es el pino Mauricio, aunque también hay enebros, sabinas y zarzamoras. Además abunda el matorral, con tomillo y cantueso. En este entorno no es extraño encontrar águilas reales, buitres, ardillas, jabalíes o zorros.
Muy cerca, en la localidad de Las Majadas, se encuentran Los Callejones, una versión menos conocida y de menor envergadura de la Ciudad Encantada pero también interesante.
Cómo llegar:La principal referencia es la ciudad de Cuenca. Desde Cuenca seguir las indicaciones hacia la "Ciudad Encantada" por la carretera CM-2105.
Fuente: Revista Iberica
Fotos: Wikipedia