Ciudadanos y la política territorial

Publicado el 15 febrero 2015 por Vigilis @vigilis
En el conjunto de problemas que la gente percibe como que más les afectan, la cuestión territorial y sus derivadas parecen algo lejano. Es curioso cómo la gente sí es consciente de que la política les afecta pero sin embargo el armazón sobre el que se construyen las políticas parece algo lejano y brumoso que simplemente no va con ellos. Esto al menos es lo que nos dicen los barómetros del CIS, en los que el paro y los problemas de índole económico son aquellos percibidos como más influyentes y otras cuestiones como la administración de justicia y la administración territorial aparecen como algo lejano, nebuloso.

Ciertamente la gente profundiza poco (y tras los parámetros de una encuesta todavía menos), pero eso no quiere decir que sea tonta. En los últimos años la cuestión territorial tuvo una gran presencia informativa que simplemente no caló entre los ciudadanos. Tras el butifarrendum y la interminable ristra de días históricos de los cleptócratas que machacan a Cataluña, el tema territorial sigue sin encontrar lugar en la agenda pública. Otra cuestión relacionada con ésta y mucho más grave como es que el entorno de oxigenación de los asesinos y torturadores de ETA ande en las instituciones como Pedro por su casa, tampoco es percibida como un asunto importante por la gran mayoría de nuestros paisanos.
Incluso a esto le podemos sumar el lento proceso de decantación política que los chavistas están promoviendo en Galicia y Cataluña (de las Vascongadas carezco de información, lo último que supe de aquellos pagos es que el mercado de la lana de Castilla necesitaba una salida al mar). La rotura del eje de contrapesos nacionalismo-no nacionalismo en esas comunidades debido a la mayor importancia que los famosos de la tele le dan al eje arriba-abajo, hace que los debates deriven hacia otros temas (aunque no olvidemos que los chavistas defienden el llamado derecho a la autodeterminación, colocándose sin ambages como partido independentista de todas partes, sólo que a ese tema simplemente no le dan importancia).

CIS, enero de 2015.

En este contexto, la popularidad de Ciudadanos como alternativa al chavismo y a la "vieja política" es creciente viendo las encuestas. Lo que llama la atención es que ese partido naciera como respuesta al nacionalismo obligatorio de la cleptocracia catalana. Viendo que sus aspiración es implantarse a nivel nacional, ¿cómo pasa Ciudadanos de ser un partido catalán antinacionalista a buscarse un hueco en la política nacional? ¿Qué dice de la política territorial que al fin y al cabo fue uno de los primeros motores de ese partido, si no el primero?
La primera aproximación al tema la podemos buscar en lo que diferencia a Ciudadanos de otros partidos regeneracionistas.
El partido de Santi Abascal pretende sustituir el estado de las autonomías por gigantescos edificios brutalistas en el centro de Madrid. Una recentralización que de algún modo supondrá, según dicen, un ahorro sustancial en los dineros públicos. Es gracioso que un partido tan jacobino en el asunto territorial alce la bandera de "la derecha" cuando dice exactamente lo que siempre dijeron los comunistas españoles hasta los años 60. Etiquetas, ya se sabe.
El partido que le dio la patada a Sosa Wagner es también jacobino, pero con una capa de modernidad. Defienden lo que llaman un "modelo federal cooperativo" que promueva lo que llaman "cultura federal". Detrás de la cháchara parece esconderse una simple recentralización de las competencias de mayor peso, una limitación a las transferencias competenciales futuras y la preeminencia del estado central en caso de conflicto competencial. Pese a los lamentables términos de marketing político parecen tener una idea de lo que quieren, sin embargo de la teoría a la práctica hay un mundo y el sambenito de nasty party que a ese partido le cuelga en las provincias levantiscas del Borde Exterior impide que nadie se lo tome en serio.

Vía

Quedamos ahora con la incógnita del partido de Albert Rivera. Un partido que aparece antes que UPyD (esto lo repiten mucho, como si fuera un dato importante) y que nace precisamente para enfrentarse al nacionalismo (catalán). Un partido al que todavía no le cuelga el sambenito de nasty party, quizás ayudado por que los chavistas no ven ese tema relevante y no se habla hoy mucho de él. Pues bien, ¿qué propone en este tema ese partido? Creo que la frase que mejor define su posición la dijo Luis Garicano en una entrevista: "No comparto el foco excesivo de UPyD en los temas autonómicos". Es un resumen que ahorra muchas explicaciones.
Todos tenemos clara la posición de Ciudadanos respecto al nacionalismo (v.g. "los sentimientos identitarios de tipo cultural, lingüístico o histórico deben ser excluidos de la esfera pública"), pero eso no llega para explicar un modelo territorial para España. Algo han dicho ya sobre hacer responsables a las autonomías de sus ingresos transfiriendoles la recaudación del IRPF (idea de Garicano). Muchos hemos explicado que un problema del despilfarro español está en que las CC.AA. son responsables de repartir gasto sin preocuparse de cómo obtener sus ingresos. La vía de transferir recaudación a las autonomías es una vía limitadora de su gasto. Si un cacique quiere celebrar el cumpleaños de Chtulhu con mil gaiteros tendrá que subir los impuestos a sus vasallos. Intuitivamente parece un modelo más efectivo de limitar el gasto que esperar a que una oficina a cientos de kilómetros de o no su visto bueno (por cierto, ¿por qué si los políticos de provincias son malos, los de la capital van a ser buenos?).

En la peli de "El Patriota" éste es el bueno. Y acentúo "éste" porque estoy en contra de la nueva ortografía.

Pero demasiado hablamos de los gastos cuando al menos la mitad de la atención se la tenemos que dar a los ingresos. Aumentar el grado de decisión impositiva de los gobiernos autonómicos crea, al menos en teoría, cierta competencia fiscal, lo que en la práctica suele significar el alivio impositivo de empresas y familias (no entro en si bajar impuestos es bueno o no). Esta visión de la financiación autonómica que parte de una mayor descentralización es un camino nuevo e inexplorado de la política española. Si Montoro quería sorprender a la izquierda con sus subidas de impuestos, Ciudadanos puede sorprender a los nacionalistas con su promesa de mayor descentralización fiscal.
Romper ese tabú que dice que en España sólo pueden hablar de descentralización los nacionalistas me parece muy sugerente. Una de las razones por las que todavía existen nacionalistas es porque los no nacionalistas les han dejado que les roben palabras e ideas. Hace años, cada vez que el Rey de España permitía a los gallegos enviar representantes a Madrid, los del Bloque decían que ellos eran los únicos que representaban "a Galicia". El PP enviaba una veintena de delegados y el Bloque dos. Y el PP se rendía ante ese discurso porque de lo que se trataba era de orillar la base de poder local del PSOE.

Chandrexa de Queixa.

No creo que al final Ciudadanos rompa ese tabú. Ciudadanos tendrá que amoldar su discurso a la papilla de prejuicios, etiquetas y tabúes que forman lo que generosamente llamamos política española. Por el camino habrá propuestas que no suenen muy novedosas (despolitizar la justicia es un tradicional caballo de batalla de UPyD) y otras que simplemente respondan a la inmediata moda del momento (obligar a los partidos a hacer primarias, ya ves tú). Creo que todavía no es el momento de Ciudadanos y me da la impresión de que salvo para Cataluña no están listos para enfrentar tantas elecciones en tan poco tiempo. En los tiempos de la inmediatez política el reloj es el principal adversario de cualquier formación que quiera abrirse paso.
Da igual la inercia que muestren las encuestas, con un solo famoso de la tele no te comes un colín. Allá al fondo está el PP con una legión infinita de consejeros, alcaldes, secretarios de estado, directores generales y demás dispuestos a sustituir las bajas de su primera línea. Yo todavía no tengo claro si lo que necesitamos es otro partido de élites intelectuales (no es el caso de Ciudadanos, pero parece que aspira a serlo) o un partido de gente que se enfangue en la vergonzosa manipulación de los sentimientos y los prejuicios a la que nos tiene acostumbrada la "vieja política".