Ciudades inteligentes

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

En nuestro artículo introductorio sobre la Smart City y la normalización dejamos planteada para tratar ahora la cuestión de cómo establecerán las autoridades municipales sus objetivos para las ciudades inteligentes y cómo medirán el progreso.

Un objetivo clave de la política para las autoridades municipales es asegurar que el desarrollo económico de la ciudad es sostenible a largo plazo. Los resultados económicos de la ciudad están interrelacionados con temas tales como la fuerza de la comunidad, y los tipos de desarrollo económico que son posibles dependen de las aspiraciones de la comunidad.

Que las personas puedan desarrollar todo su potencial y talento puede depender de la calidad de vida que una ciudad es capaz  de ofrecer, la cual está relacionada con los resultados en áreas como salud y justicia

Los objetivos de la ciudad inteligente necesitarán estar conectados con los objetivos generales para una ciudad. Aunque las ciudades inteligentes juegan de una manera clara un papel en el logro de los resultados que buscan las ciudades, en la actualidad no hay una definición clara de lo que significa ser una ciudad inteligente ni cómo identificar las contribuciones específicas que estas ciudades pueden aportar a los objetivos generales de la ciudad.

El proceso de normalización de Ciudades Inteligentes resulta clave para el desarrollo sostenible. La normalización permite analizar el entorno y las estrategias puestas en marcha por los sectores implicados en el desarrollo de las ciudades inteligentes, y muy especialmente el sector de las TIC. Además, favorece la interoperabilidad entre productos y sistemas y ayuda en la consideración de aspectos medioambientales y de naturaleza social, como por ejemplo, la accesibilidad.

Las ciudades tienen su propia identidad, sus características genuinas, inherentes, que las hacen diferentes de las demás; sus atributos. La Ciudad Inteligente es propietaria de un conjunto de atributos, marco de referencia para aquellas ciudades candidatas que pretendan alcanzar la consideración de Ciudad Inteligente. Corresponde por tanto señalar los atributos de identidad, inherentes a la Ciudad Inteligente y establecer con ellos el filtro de requisitos o condiciones que deben satisfacer las ciudades candidatas a serlo.

Tenemos que definir el cómo medimos y cómo clasificamos a las ciudades candidatas a ser Ciudades Inteligentes. Este es un paso indispensable para establecer la Norma. No hay dos ciudades iguales, ni en fisonomía, ni en cultura, ni en imaginario colectivo, ni en clima, ni en topografía, entre otras cuestiones. Y estos elementos de identidad y a su vez diferenciadores, aumentan de tamaño, si estableciésemos comparaciones, entre ciudades geográficamente alejadas entre sí.

Métricas

En la actualidad no existe una manera sencilla de evaluar qué contribución pueden aportar al desempeño de las ciudades las inversiones específicas en infraestructuras, sistemas y servicios. Las autoridades de la ciudad necesitan datos fiables y ampliamente comparables sobre la salud de su ciudad, por lo las métricas a nivel de ciudad son necesarias para determinar las prioridades para la mejora y para identificar en qué dirección se mueve la ciudad. Se requiere un conjunto relacionado de métricas de desempeño para evaluar la infraestructura que sostiene los servicios de la ciudad, y es esencial para el desarrollo de la ciudad: cubrirá las infraestructuras para el suministro del agua, electricidad, gas, servicios multimedia, tratamiento de aguas residuales, y crea conectividad física por carretera, ferrocarril … y conectividad informativa por fibra óptica y otros.

Un tema particular es cómo cuantificar el impacto de las iniciativas de ciudades inteligentes de una forma que pueda apoyar una estimación de las inversiones. La falta de un conjunto coherente de métricas dificulta planificar las estrategias de inversión confiando en que las mejoras planificadas se llevarán a cabo realmente. Existen diversos proyectos piloto destacables, pero no una forma normalizada de evaluar su impacto.

El propósito de la normalización es construir el concepto de la Ciudad Inteligente a través de un conjunto de atributos objetivos que permitan identificar inequívocamente a la ciudad inteligente. Este criterio permitirá desarrollar una norma a través del diseño de métricas que determinen los requisitos o índices de inteligencia de la ciudad, y expresar sus singularidades o particularidades en cada caso a través de los indicadores de esos mismos atributos.

La métrica permite decidir si una ciudad candidata a ser Inteligente se reconoce como tal, y es el instrumento que objetive la decisión

Programa de Normalización actual

La necesidad de reglas comunes o normas es reconocida como una de las piezas clave para construir la transición hacia las ciudades inteligentes.

Las normas permiten a las ciudades comunicarse entre ellas, siendo el intercambio de información un aspecto vital en el reto de las ciudades inteligentes dado que los cambios y decisiones que afrontan las ciudades en este camino son, muy frecuentemente, comunes.

El aprendizaje mutuo que permiten estos documentos ayudará a los gestores de la ciudad, alcaldes y políticos a implementar políticas de éxito que conduzcan a una ciudad más próspera y con mejor calidad de vida. El desarrollo de soluciones en una ciudad que sean replicables en otras contribuye a que esta evolución se haga de forma menos costosa y más rápida.

Dado que la relación público privada es imprescindible, cabe destacar que la estandarización de criterios y procedimientos elaborados conjuntamente por entidades privadas y públicas contribuye a hacer coincidir las necesidades de los gestores de la ciudad con las soluciones existentes en el mercado.

La cuestión clave que vamos a tratar en nuestra próxima entrega es:

¿Cómo se captará la información y se compartirá entre infraestructuras y servicios?

Podéis acceder al informe completo en nuestro fondo documental ecointeligente o desde este enlace: El papel de la normas en las ciudades inteligentes, AENOR – 2014.

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