Revista Cultura y Ocio

Etnoeducación, una política para la diversidad SEGUNDA PARTE

Por Cristián Muñoz Vera
Etnoeducación, una política para la diversidad SEGUNDA PARTE
Etnoeducación Crítica y Educación en Derechos Humanos
La educación en Derechos Humanos tiene larga data en latinoamerica y muy ligada a la educación popular, producto del advenimiento de los golpes de estado y la Doctrina de la Seguridad Nacional. En Chile el profesor Abraham Magendzo es un importante especialista en esta materia.
Las experiencias del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), el Servicio Justicia y Paz (SERPAJ) o el Programa Interdisciplinario de Investigación en Educación (PIIE), entre otras, nos hablan de la relevancia que posee este campo para nuestro acervo cultural en educación. Desde que Paulo Freire escriese “Pedagogía del Oprimido”, introduciendo el concepto de «concientización», los pedagogos han reconocido la necesidad de asumir una actitud «existencial» de intervención educativa en el medio socio cultural, esto es, comprender lo que pasa en nuestro entorno y la imbricación que existe entre dicho contexto y nosotros mismosLa etnoeducación crítica se vincula a dicha propuesta educativa, constituyendo un enfoque pedagógico que nos invita reflexionar sobre la vivencia de opresión de sectores que experimentan marginación social.
¿Qué hacer ante esta desigualdad? ya hemos dicho que durante las mencionadas dictaduras, la sistemática violación de los Derechos Humanos (desapariciones, torturas, censura, etc.) consiguió remover y aunar a los sectores sociales desfavorecidos para iniciar acciones en defensa de la dignidad de las personas y buscar mayores espacios democratizadores de la sociedad.
En suma, el contexto social de las naciones latinoamericanas en la década de los 70 presenció, como en otras épocas, la instalación de prácticas que constituyeron un verdadero obstáculo para la promoción de los Derechos Humanos, la participación y la igualdad social. Allí tamnbién tuvieron participación influencia los sensacionalismos mediáticos del momento, pues –como es de suponer- también los medios de comunicación estaban en manos de los mismos gobiernos o de la clase dominante a la que éstos protegían.
A casi cuarenta años de aquel tiempo, las naciones latinoamericanas viven hoy realidades muy diversas. La mayoría de ellas vinculadas a procesos de construcción de la identidad que requieren de una reflexión sobre estas problemáticas, que en el caso de América Latina ha sido en muchos casos subalterna; esto implica considerar un segmento de la población vulnerable, aquella parte de un “nosotros” donde todo lo que es detestable de la identidad nacional, se “desvía” hacia otro dis-tinto (separación que es negación; un “no yo”), como afirma R. Reguillo:
En la medida en que se afirma la modernidad con su ideal de progreso y la conquista sobre una naturaleza a la que es posible someter a los dominios del hombre, se afirma la preocupación de los europeos sobre sí mismos y sobre la historia. En ese proceso la alteridad juega un papel fundamental y la mirada sobre otras culturas (primitivas) es una manera de construir la representación sobre la identidad como co-relato de la heterorrepresentación. Dicho en otras palabras, para pensarse a sí mismas las culturas europeas requieren de la presencia de un otro diferente y diferenciado”.
En consecuencia, la etnoeducación crítica quiere aportar, desde la educación en derechos humanos a observar críticamente lo que acontece en materia de construcción de identidad. Se puede pensar que la educación en tanto que producto del proceso cultural de construcción de la identidad latinoamericana, no tiene por qué estar exenta del devenir de una cultura excluyente y exclusiva, que contribuye a conformar sociedades homogeneizadas a razón de una construcción de esa “representación de la identidad” del que habla Rossana Reguillo, en base a un disciplinamiento heterónomo cuyo eurocentrismo es una forma de etnocidio.
Queda por tanto la necesidad de replantearse el tema de una Educación por los Derechos Humanos como una necesidad que debe ser cubierta y que requiere entre sus diversos tópicos esta problemática. En junio del 2003 se entregó una propuesta hacia el nunca más, desde la educación en derechos humanos, cuyo coordinador fue el Doctor en Educación, Sr. Abraham Magendzo K. En uno de los puntos de fundamentación se expone: “se trata de transmitir a través de la Educación en Derechos Humanos una ética de la atención, una actitud y una práctica…” y, más adelante, en una de sus recomendaciones propone: “De concretarse la idea de crear una instancia gubernamental con características similares o comparables a la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, es altamente recomendable que se incluyera una oficina dedicada de manera preferente a la tarea de la educación en DDHH… Es importante que esta oficina tenga sedes en las distintas regiones del país…”.
En este contexto, la Etnoeducación Crítica se presenta como una herramienta teórica para promover los derechos humanos en tanto que aporta a las exigencias de expandir los derechos humanos a una diversidad de problemáticas sociales que se interconectan entre sí, como es el caso de la promoción de los pueblos y etnias amerindias, particularmente a lo que respecta sobre los contenidos en la resolución aprobada por la Asamblea General (13 de septiembre de 2007) llamada: Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas

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