Aun te ves claro de luna, aún respira la prosa umbría, sol que no calientas, ni respiras, siente el aceite al despertar, rumiante rayo que me ciega. No hay mañana y sonrisa , te espera martillo y silla, no hay ninguna prisa. Aun me escucha la agonía, dolor en forma de cucharilla, se refleja su arte en dramaturgo que no tiene calle, aun suspira desesperado por arder un rato. Sol que ahora me pellizca, lento ajuar de resbalosy poco tino, perfumando sus desatinos , cuando la luna se desvanece. Noche extraña que de mi alma crece, es al alba su mirar inquieta, lenta y dolorosa como rajas sin clemencia. Aun inquieto, cuando se extraña la nocturna, nunca a mis manos acecha, así entre vías, entre nubes y estrías, demonios de la mañana que la noche guía. Queriendo quiero entre arboles mi perdida, dulce así su claridad y su rabia querida. Que sea, que tensión entre baldosas y sus suavidad , esta desnuda el alma, cuando el viento sin cuenta cuentos , lloro por sentirse violento. A veces anochece por dentro, otras sigue mi conciencia sola y sin movimiento, sin conductor, sin la nada en motor. Mañana de tracia sin montes, aún se divisa la sombra oeste, no escapes luna, sol no dice cuanto cubren las dunas, césped claro y amarillo invierno, dando sentido al mastodonte sin crin, absurdando así inventando claros, no quiero el despierto.
Aún me extraña el sonido, quieto el grito, quieto en el risco. Silenciando y estupefacto, así veo botas sin calzado, veo agujas, veo drogas, ramblas sin calles, ratas en mate. A veces y suponiendo que el sol estelas me clava, no quiero la noche , cuando luna me escupe. Como nacido del abismo, cuento y firme sin cúspide.
Se ve el camino , gran desquerido, dale amante y no destino , la mañana rompe y no hay tiempo para runas.
Aun clareas mi luna, aún en desierto de piel cruda.