Clase de historia: David Ogilvy, el Padre de la Publicidad Moderna

Publicado el 19 julio 2018 por Héctor Quiles @ElrincondeMK
Hay un hombre sentado en un sillón rosa, lleva corbata y fuma de pipa. Su nombre es David Ogilvy y fue uno de los publicistas más fantásticos de todos los tiempos. Esta clase de historia comienza con un viaje. David Ogilvy nació el 23 de junio de 1911 en West Horsley, Inglaterra y murió el 21 de julio de 1999 en su casa de Touffou, Francia, llegó a Estados Unidos en 1938. La idea era un pequeño traslado de la agencia londinense en la que trabajaba como ejecutivo de cuentas, Mather & Crowther. Pero este viaje hizo de Ogilvy el hombre que hoy conocemos, creativo publicitario, copy con muchísimo talento y socio de la agencia. El arma secreta de Ogilvy fue la publicidad directa. Un hombre entró en la agencia de Londres. Suponía una cuenta de tan solo 500 dólares, así que le tocó al principiante, Ogilvy. Un pequeño hotel que quería abrir sus puertas. La decisión fue gastar todo el dinero en postales y enviar invitaciones al azar según el directorio local. El inicio de un modo de entender la publicidad.En 1948 abrió sus puertas la agencia que llevaba su apellido. Y desde entonces, ha creado piezas que han sido capaces de posicionar Ogilvy&Mather como una de las agencias punteras en todo el mundo.En su libro, “Confesiones de un publicitario” define la publicidad de los sesenta con descripciones todavía vigentes en las agencias de hoy. Estableció los principios de la buena publicidad. Otra de las aportaciones de este caballero fue el uso del copy como una herramienta basada en hechos reales. Nada de florituras textuales que despistaban al consumidor, en la mayoría de los casos lector de los anuncios, del verdadero sentido del mensaje.

Durante la “revolución creativa” de 1961, el Copy writers Hall of Fame lo seleccionó como uno de los primeros en entrar. Por esta razón se puede permitir el lujo de dar siete trucos para escribir un buen Copy:

  • Ir  a lo grande. El argumento debe estar a la misma altura que el producto, y partimos de la base de que nuestro producto es el mejor.
  • Haga sus deberes. No puedes escribir un copy sin saber para quién lo estás escribiendo, cómo piensa y  qué necesita.
  • Nunca trate con desdén a sus clientes. El consumidor no es idiota.
  • El título es el 80% del copy. De que sea bueno depende el leer todo el anuncio.
  • No se distraiga de us objetivo: Vender. Si quieres que la gente te compre, han de imaginarse utilizando el producto. Si no vende, no es creativo.
  • Explica por qué han de comprar. Si su publicidad es la más informativa, será también la más convincente.
  • Su copy es importante, tratelo como tal. Hay que luchar por cada uno de tus textos.

Las oficinas de Ogilvy & Mather de todo el mundo recuerdan a su fundador a través de las grandes lecciones que ofreció a todo el sector publicitario, los empleados de la agencia las han bautizado sus frases célebres como “Ogilvysmos”

  • “Si un anuncio no vende, entonces no es creativo.
  • “Un buen anuncio vende el producto sin llamar la atención sobre sí mismo”
  • “Nunca dejes de hacer pruebas, y tu publicidad nunca dejará de mejorar”
  • “El consumidor no es idiota, el consumidor es tu mujer.
  • Si no puedes anunciarte a ti mismo, ¿qué esperanza tienes de anunciar cualquier otra cosa?”
  • “De cada cinco personas que leen el titular, sólo una lee el texto completo. Cuando has escrito el titular has gastado 80 céntimos de cada dólar.”
  • “La gente que piensa bien, escribe bien”.
  • Las grandes ideas sueles ser las ideas simples”.
  • “Lo que dices es más importante que como lo dices”
  • “Muy pocos grandes creadores tiene personalidades fáciles. Son egoístas y gruñones, el tipo de personas que no son bienvenidas en las corporaciones modernas”.
  • “Sin diversión no se puede producir buena publicidad”.
  • “El 99% de la publicidad no vende gran cosa”.
  • “Las mejores ideas nacen como bromas. Haz tus pensamientos tan graciosos como sea posible”.

Llegados a este punto, lo mejor es que veamos algunas de las campañas que hicieron que hoy hablemos de David Ogilvy y no de cualquier otro personaje de Madison Avenue. Su trabajo con el hombre de la camisa Hathaway, el reloj del Rolls-Royce y el jabón Dove revolucionaron el mundo del copy. Así que lo mejor es que echemos un ojo a sus textos y descubramos la magia. Si quieres descubrir los detalles de estas tres campañas, Ogilvy te cuenta como fueron en la página web de la agencia.

El hombre de la camisa Hathaway

Dove Ogilvy

Rolls Royce Ogilvy