Un tema armado con unos riffs poderosos de Tony Iommi y la voz única y excéntrica de Ozzy Osbourne, que hicieron en media hora, justo antes de entrar a grabar en el estudio el que sería su segundo disco al que titularon como la canción, y que iban a titular War Pigs. No lo hicieron por evitar represalias de las partidarios de la guerra del Vietnam.
Ni el reality bastante freak pero encantador a pesar de todo, de Ozzy con su loca familia en la Mtv, ni el resultado en su misma persona de todos los excesos realizados (arrancar cabezas de murciélago con la boca incluido), han hecho que la leyenda pierda poder, y que sus canciones, sobre todo esta, no sean referencia para jovenes roqueros y no tan roqueros.
Con este disco llegaron al primer puesto en las listas británicas, y tras entrar en las americanas casi sin promoción alguna, se calcula que lleva vendidos allí más de 15 millones de copias.
Un clásico de nuestro tiempo, y a partir de hoy, también telúrico.