Fueron un grupo, que en su único disco tenían un arsenal de hits que daba miedo, pero que desaparecieron, como todo lo que nace en Tortosa, desgraciadamente. Por suerte esta noche he podido hablar con uno de sus componentes, el grandísimo guitarrista Paco Prieto, un incansable músico de los que ya no quedan.
Esta canción era poesía visual, a la que solo se le tenía que poner imagen mental, ya que más detallada no podía ser posible.
Recordadla y flipad del talento que se perdió, y de lo desprejuiciados y talentosos que eramos por la desembocadura del Ebro.
Mientras tanto, esperaremos una reunión aunque sea temporal, que hay quien tiene menos talento y lo hace.