El caso es que cuando algo le gustaba, lo pedía en la tienda de discos y se lo enviaban. Ahora eso es todo un trabajazo, ¿no?. Pues de todo eso la única que me encantaba, que era capaz de disfrutar sin repulsa por ese acento de carcajo, era esta.
Pasaron los años, y hace muy poco traté de encontrar ese cassette de mi padre y ya no existía, no se pudo salvar ni con boli Bic, y gracias a megaupload y derivaciones varias, me pude apoderar de ella, así que aquel señor estará gordo y millonario,señoritingos del FBI, pero a mi me hizo un favor nostálgico.
Y ahora trataré de hacerlo yo con la gente que no conozca esta divertida, alegre y repica-campanas cancioncilla.
¡Y que pelazo se gastaba el tío!