Con una semilla de R&B y un toque hooligan en los adictivos coros, nos contaban el inframundo que no aparece en las fotos de la Barcelona de esos tiempos, y con la que nos hemos criado en los ghettos no podemos sentirnos más identificados.
Si a eso sumamos la credibilidad de la voz de Pedro Jené, que cantaba lo que vivía y vivía lo que cantaba, tenemos como resultado este pedazo de himno.
En la actualidad, grupos como Zodiacs se la han apropiado, y talentos de nuestra música como Miqui Puig o Loquillo han realizado sendas versiones de esta carismática canción. Personalmente, los he degustado desde pequeñajo, ya que mi padre tiene toda su discografía en vinilo y cd.