Clásicos de Culto: Ka-Zar de Mark Waid y Andy Kubert

Publicado el 15 enero 2011 por Juancarbar

Ka-Zar de Mark Waid y Andy Kubert vol. 2 1 al 14 USA (1997-1998).

En 1997 corrían tiempos convulsos para Marvel Comics y la industria del cómic mainstream americano. Eran los últimos años de una infausta década para el mundillo, tanto artística como creativa, inundada por la especulación de las portadas múltiples y brillantes  y la proliferación de un nuevo hot-artist cada semana que hacía babear al lector novato de superhéroes y que cada vez era peor.

Dentro de Marvel, la situación no era mucho mejor. Tras la ida de sus grandes estrellas en 1992 para fundar Image, Marvel entregó los peores cómics de su historia, con autores de saldo que  eran peores que sus ya de por si limitados homólogos (Liefeld, McFarlane, Lee y compañía). Después de unos años dando tumbos, la editorial decidió como maniobra de marketing perfecta (al menos en ese momento) matar a sus colecciones y  héroes más clásicos (Los 4 Fantásticos, Iron Man, Capitán América y Los Vengadores) en la gran saga mutante de 1996, Onslaught, y enviarlos a un universo paralelo cuyas historias serían contadas por sus estrellas renegadas, Jim Lee y Rob Liefeld, junto a sus equipos/esclavos de ineptos, previo pago por supuesto de una sustanciosa suma de dinero. El resultado fue un tremendo desastre artístico y comercial (las series de las que se ocupaba Lee se podían leer, las de Liefeld eran un absoluto desastre).

Pero de una de las decisiones editoriales más estúpidas en la historia de Marvel, salieron buenos tebeos, tebeos que a día de hoy demostraban que aún había una luz al final del oscuro tunel en el que se había metido la industria. Unos cómics que sabían aunar tradición y modernidad, que contaban historias sencillas pero divertidas y que respetaban el legado que otros autores habían dejado a su paso. Uno de estos autores era el guionista Mark Waid y la serie fue Ka-Zar.

Waid, que previamente en Marvel había entregado una magistral etapa en la serie del Capitán América junto a Ron Garney ( y que recuperaré en esta sección) para posteriormente trabajar en la franquicia mutante en la serie X-Men junto a Andy Kubert, y salir escaldado pocos números después en la anteriormente mencionada Onslaught, por injerencias editoriales, fue convencido por su colaborador en esta última colección, Andy Kubert, para realizar una serie sobre Ka-Zar, en un universo Marvel huérfano de sus personajes y series más emblemáticos.

El resultado de esta colaboración, fue una etapa de 14 números, donde Waid y Kubert devolvieron a los cómics Marvel, el sentido de la maravilla, la diversión y el interés que la editorial había perdido en los últimos años, con tebeos aburridos de grandes crossovers absurdos, que prometían mucho pata luego no contar nada. Waid y Kubert plantean a lo largo de los 14 números, una historia perfectamente estructurada, que no pierde ni un solo minuto en ir al grano, pero sin ser precipitada en ningún momento. Waid construye la trama con un buen arranque, que número a número va a más hasta llegar al octavo episodio, donde enseña todas sus cartas, en una saga en cuatro partes, “Jungla Urbana”, donde ambos autores dan lo mejor de si mismos, en una saga épica que nos lleva desde los rascacielos de Nueva York, al espacio exterior y de vuelta a la mítica Tierra Salvaje, para terminar con un epílogo en tres partes, consecuencia de todo lo anterior y que plantea un futuro nuevo y prometedor para un personaje que nunca había pasado de ser un perfecto secundario y un remedo barato de Tarzan.

Porque el gran mérito de Waid no solo es la aventura por la aventura, sino que el trasfondo de la historia es la lucha de un hombre adulto que necesita dar el salto a la madurez tras una infancia negada, los problemas de una pareja cuando ambas partes parecen tomar caminos diferentes y la responsabilidad de un hijo. Pero todo esto nos lo cuenta Waid sin un segundo de pausa, entre luchas encarnizadas en un Nueva York convertido más que nunca en una verdadera jungla urbana, pasando por dimensiones espacio-temporales donde habita un Thanos más grande que la vida y un Alto Evolucionador en la Tierra Salvaje más humano de lo que parece a simple vista, con un plano final de su verdadero rostro que transmite pura tristeza y melancolía.

Los mejores momentos de la serie, dejando aparte las espectaculares escenas de acción plasmadas por un Andy Kubert en estado de gracia, en el que es el mejor trabajo de toda su carrera, son las conversaciones/enfrentamientos entre la pareja protagonista, Kevin y Shanna, verdadero hilo conductor del relato y que aportan el peso emotivo que necesita cualquier tipo de historia.

Otro gran acierto de Waid es el aumento del nivel de amenaza creciente que tiene el serial, representado en orden de amenaza, por Gregor (entrenador de Kraven el Cazador), Parnival Plunder (hermano de Ka-zar, envidioso e infantil, que aporta los ligeros toques de humor de la serie, acercándola al trabajo de De Matteis y Giffen en su etapa de la JLA), hasta el verdadero villano de la función, Thanos, villano cósmico, verdadera némesis para un héroe como Ka-Zar, un mero humano, consiguiendo más tensión en el relato.

Por ponerle algún pero a la serie, sería la escasa interrelación que Ka-Zar tiene a lo largo de la serie, estando en Nueva York, con el resto de héroes que quedan en el universo Marvel tras Onslaught. No habría estado mal una aparición de Spiderman, ya que el cameo de Matt Murdock sabe a poco.

Tras esta etapa, la colección continuó con otros autores, el guionista Christopher Priest y el dibujante Kenny Martinez, que no supieron imprimir a la colección la magia de la pareja Waid/Kubert, consiguiendo cancelar la colección seis números después, en el número 20.

El paso de los años ha hecho olvidar un cómic que hizo disfrutar como pocas series, a los aficionados en los años 90. Ahora que Panini piensa reeditar cómics de esa época en su nueva colección “Extra Superhéroes”, es el momento de que los lectores pidan esta etapa que quedaría perfecta en los voluminosos tomos al estilo Universo DC de Planeta, aunque el dibujo de Kubert perderá en este formato algo más pequeño que un cómic al uso.

Para finalizar, me gustaría presentarme a los lectores de “Nuestros Comics”. Mi nombre es Felipe Rodríguez y comienzo mi andadura en esta página, gracias a la invitación y la oportunidad que me ha brindado Juan Carlos, a través de mi blog, “La Habitación Nº 26″ . Gracias desde aquí de nuevo por la confianza depositada. Todas las semanas pretendo continuar esta sección llamada “Clásicos de Culto”, donde quiero reivindicar series o etapas que en su época o con el paso de los años, han pasado desapercibidas pero que atesoran una calidad que por lo menos en mi opinión, está fuera de duda. Espero que la disfrutéis tanto leyéndola como yo escribiéndola. La semana que viene….”La Sombra” de Howard Chaykin.