Clásicos del cine contemporáneo…por César del Campo de Acuña
País: Estados Unidos.
Año: 2005.
Duración: 107 minutos.
Género: Terror. Road movie.
Guion: Rob Zombie.
Interpretes: Sid Haig, Sheri Moon Zombie, Bill Moseley, William Forsythe, Matthew McGrory, Leslie Easterbrook, Tyler Mane, Michael Berryman, Danny Trejo, Ken Foree, Geoffrey Lewis, Dave Sheridan, Diamond Dallas Page y Priscilla Barnes.
Música: Tyler Bates.
Fotografía: Phil Parmet.
Montaje: Glenn Garland.
Diseño de producción: Anthony Tremblay.
Vestuario: Yasmine Abraham.
Estreno en Estados Unidos: 22 de julio de 2005.
Estreno en España: 11 de noviembre de 2005.
Band on the run
Si existe un género cinematográfico vilipendiado, vapuleado, denostado, descalificado, humillado, repudiado, defenestrado, demolido e increpado por la crítica especializada más elitista es sin lugar a dudas el que enmarca su propuesta en el terror más visceral y en la acción más gruesa. Este pensamiento unilateral heredado de la sobreexplotación que el slasher vivió en la década de los 80 se ha convertido en un estigma imperecedero para este tipo de films y en un motivo de burla hacia los aficionados a este tipo de cintas. Si bien es cierto que, algunas de las obras que conforman este subgénero del terror resultan del todo simplonas, predecibles, ridículas y carentes de cualquier interés artístico, otras son capaces de presentar mucho más de lo que en un principito tanto publico, como critican presuponen que mostrara; pero, debido a los prejuicios inherentes hacia ellas su discurso se pierde en una frase sentenciosa que reza: “más de lo mismo”. Sin embargo, si somos capaces de abstraernos lo suficiente de esta corriente de pensamiento y damos oportunidad a contados proyectos, es probable que encontremos propuestas notables tanto en trama como en ejecución técnica.
Un notable ejemplo de esos slashers que si merecen la pena ver es el segundo largometraje de la estrella del rock, Rob Zombie, Los renegados del diablo. La secuela de la enfermiza y memorable (aunque inconexa) La casa de los 1000 cadáveres (2003), se destapa como una potente road movie, con elementos del thriller más crudo y del slasher de los 70 en el que todo rinde a un muy buen nivel. Lo primero que llama la atención de esta producción de Lions Gate es la presentación visual del mismo; Los departamentos de diseño de producción, vestuario y el director de fotografía hacen un sobresaliente trabajo para transportarnos a la década de los 70 sin esa sensación forzada que la pantalla transmite al espectador cuando emplazan su acción en otra época diferente a la que fue filmada. Por otro lado, Zombie, a pesar de su poca experiencia por aquel entonces, saca lo mejor de sus habituales (especialmente de un aterrador Bill Moseley) en el que para mi es su mejor largometraje. A la suma de todos estos totales añadan una banda sonora excepcionalmente bien escogida, cargada con lo mejor del rock sureño, capaz de trasladar al que se embarque en esta violenta y frenética persecución no solo a la acción, sino al momento de la historia que las cámaras tratan de recrear.
Pero no todo es perfecto; En ciertos momentos, la trama se vuelve errática y si bien es cierto que no resulta tan inconexa como en la cinta que precedió, por momentos la línea argumental parece perderse en una maraña de ideas útiles que parecen pisarse unas a otras. Por otro lado resulta gratificante ver como una secuela es capaz de poner tanta distancia con la obra que permitió su existencia gracias a una personalidad, tono y énfasis tan diferente como remarcable. Si en La casa de los 1000 cadáveres nos encontrábamos un remiendo entre La matanza de Texas (Tobe Hooper – 1974) y The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman – 1975) en Los renegados del diablo damos con Easy Rider (Dennis Hopper – 1969) conoce a La familia Manson (no, no me refiero a la cinta de 1970 de Seymour Robbie). Como road movie funciona, como slasher convence y como película agrada aunque, no es para todo tipo de espectadores, sino para aquellos a los que el terror no deja de decepcionar gracias a proyectos infumables protagonizados por estúpidos adolescentes y/o universitarios.
Junto a Halloween (2007), Los renegados del diablo es lo mejor en la irregular trayectoria de Rob Zombie como realizador. Una película salvaje, violenta, oscura y frenética en la que hay tiempo para admirar el paisaje a ritmo de Free Bird y el pulso de los 70.
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