David Dunn no necesita una guarida futurista escondida bajo una lujosa mansión para mostrar la presión a la que se ve sometido un héroe al asumir su condición. Porque más allá de estar ante una película con un protagonista indestructible y un villano que amenaza a la humanidad, de eso trata El Protegido, del proceso de creación en toda regla de un superhéroe, eso sí, alejado de las mayas y los gadgets a los que nos tienen acostumbrados los enmascarados en el cine.
Tras el pelotazo de El Sexto Sentido, Shyamalan no quiso acomodarse en el terror y decidió explorar la psicología del héroe y el villano como nunca antes lo había hecho el séptimo arte. Un tratamiento arriesgado y que Nolans aparte, exige eliminar de la ecuación la mayor parte de elementos fantásticos e incluso pirotécnicos que caracterizan este tipo de peliculas. Ideas preconcebidas que sumadas al protagonismo de una de las mayores estrellas del cine de acción, han originado un encarnizado debate entre los que no dudan de calificarla como lenta y aburrida y los que, como el redactor que escribe estas líneas, opinan que es la mejor película de superhéroes hasta El Caballero Oscuro.
El Protegido también es el trabajo más redondo de Shyamalan por muchas razones. En su segunda película el realizador alcanza su techo en el control visual -que solamente mantendría hasta momentos puntuales de El Incidente- y de ahí que sea su película con menos diálogo. Un ejemplo claro lo tenemos en los planos simétricos mostrados durante toda la cinta entre los dos protagonistas, que evidencian esa condición de antagonistas que no conocemos hasta el giro final. Y no sólo eso. A David Dunn le basta un simple chubasquero para irradiar tanto carisma como Batman o Superman, y eso es gracias a unos encuadres oscuros y alejados que buscan remarcar el misterio y la soledad que caracterizan al mejor rol salido de la pluma de Shyamalan.
Porque ese es otro de los puntos que elevan a Unbreakable por encima de El Sexto Sentido, Señales o El Bosque. El segundo trabajo del ahora denostado Shyamalan sigue contando a día de hoy con los mejores personajes de toda su filmografía. David no es víctima de un experimento fallido ni sufre la pérdida de su querido tío a manos de un ratero. Siempre ha tenido poderes solo que nunca ha sido consciente de que podía utilizarlos. Tiene que ser un accidente de tren el que le revele sus facultades, iniciando con el misterioso Elijah (Samuel L. Jackson) en una mano y el espectador en la otra un viaje hacía ese vacío que siempre ha sentido en su interior. Un camino en el que tiene que hacer frente a dramas reales.
La incapacidaz para comunicarse con su esposa (genial Robin Wright) y el sentimiento de fracaso que ve reflejado en un hijo que le idolatra pesan en la conciencia de David a la hora de tomar una determinación. Como él mismo Elijah justifica en su revelador discurso final, David necesita un empujón para aceptar su destino, aunque eso suponga asesinar a cientos de inocentes. Al contrario que un cualquier otra cinta de género, el climax no desemboca en una espectacular batalla. La conclusión más terrorífica a la que hace frente El Protegido es en la lógica de los planes de un hombre obsesionado con los cómcis (perdón, obras de arte) y marcado por una trágica enfermedad (con base real, info aquí). Una cruz que marca el nacimiento de este justiciero acostumbrado a la culpabilidad y que Shyamalan seguramente hubiera explorado en la a día de hoy descartada secuela.
Precisamente esa forma de acercarse al héroe, introspectivo y taciturno, le viene como anillo al dedo a un Bruce Willis poco acostumbrado al drama, y que consigue gracias a la contención el que seguramente sea su mejor trabajo hasta la fecha. Los histrionismos están reservados para Jackson, que aunque resulta mucho más correcto como némesis que en The Spirit, acaba viendo su labor sepultada por esa revelación final que nos obliga a redibujar al personaje.
Pero más allá de la complejidad de lo cuenta, Unbreakable también es emocionante cuando debe serlo. Al contrario que en otras cintas como Spiderman o Kick-Ass, que aprovechan este alto necesario en el camino para meter comedia, el descubrimiento de las habilidades de David se sustenta en el suspense de ver cuánto peso es capaz de levantar, de dónde viene su intención para las malas personas o si realmente el agua es su punto débil. Un proceso que culmina en un único acto realmente heróico al final de la cinta: el rescate de la familia secuestrada. Shyamalan recopila en una sola escena todas las respuestas que buscábamos del héroe, y junto a su compositor habitual James Newton Howard, crea la única y tremendamente emocionante escena de acción de la película.
Lo que no hay por dónde cogerlo es la traducción a nuestro país de Irrompible a El Protegido, ¿Quién narices "protege" a David? Por lo menos podemos darnos con un canto en los dientes. Al mono que tradujo los títulos de otras cintas de Willis como La Jungla de Cristal o Vaya Par de Polis, Flipa Con tu Pipa podría habérsele ocurrido algo así como Segurata de Día, Justiciero de Noche, y entonces muchos ni siquiera se hubieran acercado a contemplar los niveles de épica que puede alcanzar el duelo entre un guarda de seguridad que no sabe nadar y un vendedor de cómics con muletas.