La epilepsia es un desorden neurológico crónico caracterizado por crisis espontáneas y recurrentes debido a una actividad eléctrica excesiva y anormal de las neuronas corticales con una prevalencia de aproximadamente el 1% entre la población.
Su diagnóstico es puramente clínico aunque la neuroimagen, sobre todo la resonancia magnética (RM) estructural, juega un papel clave para descartar (y caracterizar) anomalías anatómicas que la justifiquen así como para la planificación terapéutica.
Las crisis epilépticas se dividen en generalizadas y parciales. Las crisis generalizadas habitualmente se originan en ambos hemisferios cerebrales y la mayoría responden correctamente a los fármacos antiepilépticos. Las crisis parciales (focales) suelen tener su origen en una única región anatómica y se clasifican en simples (cuando no existe pérdida de conciencia) y complejas (con pérdida de conciencia asociada).