Claude Debussy: "Des pas sur la neige"

Por Francisco José Balsera Gómez @fjbalsera
  • Las pisadas, que forman un ostinato, un lienzo psicológico y pictórico.
  • La melodía, que expresa fluctuaciones emocionales.
  • Las notas pedal, que dan color constantemente a los otros dos niveles mediante sus progresiones, formando disonancias, pasajes en sombrías quintas abiertas, o aportando al color armónico puntos de descanso melancólico.

El ostinato de las pisadas permanece casi siempre en el mismo nivel de sonoridad y siempre en estrecha asociación con las notas pedal.

En el primer compás, el ostinato está marcado por Debussy con un crescendo hacia la segunda nota para, a continuación, proponer una disminución de la dinámica. ¿Se trata de algún tipo de sollozo o suspiro?. Sin embargo, a partir del segundo compás su interpretación es la de una apoyatura con el acento en la primera nota. Este carácter de apoyatura está muy bien ilustrado en los últimos compases del preludio (compases 4 y 5 contando desde el final). Así, en la primera mitad del compás, el Re del ostinato funciona como una apoyatura del Mi. Lo mismo sucede en la segunda parte del compás: el Mi es una apoyatura del Fa. El pedal de Re que aparece en estos últimos compases superpuesto enriquece armónicamente las partes que, sin embargo, conservan su independencia.

Los elementos melódicos son dobles y se abren paso a través de los distintos niveles de las voces. En los siete compases iniciales la melodía se encuentra en la parte superior y tiene un carácter modal con el Re como centro tonal. En cambio, el segundo material melódico (compases 8-15) se ubica en las voces graves y en conformación diatónico-cromática, que va desde el eje Fa#-Do# al eje Do-Lab y viceversa, en el corto periodo de su evolución.

En el compás 16 el regreso al material inicial se realiza mediante la utilización de las tres notas Sol-Lab-Sib, que funcionan como un ostinato secundario en el bajo, a través de una variada reformulación y desarrollo de la melodía en el soprano que llega hasta los últimos cinco compases de la pieza. La línea melódica, delicadamente tejida, nos sigue transmitiendo el mensaje emocional que impregna todo el preludio. Se debe prestar una importante atención a los valores de las notas y a la línea melódica con el fin de expresar con sinceridad su desesperada soledad.

Los dos clímax emocionales más importantes se encuentran en los compases 23 y 30. Ambos se construyen a partir de series ascendentes de tonos enteros seguidos de terceras menores descendentes. Sin embargo, estas zonas de clímax (particularmente el Lab en el compás 23 y el Dob en el compás 30) se tocan con una sonoridad en piano y no deben exagerarse dinámicamente. Son los vértices de la obra que empieza en pp y termina en ppp.

Toda la paleta de dinámicas debe estar contenida dentro de la gama que va de p a ppp, con el diseño clásico de la curva, alcanzando su mayor intensidad aproximadamente en los dos tercios del preludio para volver después a los valores iniciales. Sin duda, el juego de dinámicas le sirve a Debussy para expresar diferentes matices emocionales.

A partir del compás 29, " Comme un tendre et triste regret" (como un tierno y triste arrepentimiento), se observa el largo ascenso de las tres voces inferiores por movimiento paralelo, que alcanzará su punto álgido en el compás 31, cuando se cruce con la línea melódica superior. El pianista no debe interrumpir ninguna de estas líneas que se cruzan porque son continuas en cuanto a la interpretación e independientes en cuanto a la dinámica. De hecho, esta independencia de la dinámica es propia de la naturaleza de este preludio. Debussy señala repetidamente que la melodía es un poco más sonora que el ostinato.

El pedal debe utilizarse con sumo cuidado para que la superposición de sonidos no rompa la pureza desolada de este pequeño paisaje. Se aconseja cambiar el pedal inmediatamente al resolver la apoyatura en el ostinato. Se debe mantener un pedal suave (sin bajar hasta el fondo) a lo largo de toda la pieza.

En " Des pas sur la neige," Debussy logra congelar el instante mágico de los pasos sobre la nieve, tejido con armonías evocadoras y melancólicas. Su audición nos invita a sumergirnos en la quietud de la naturaleza reflejada en las notas. Pero, con su carácter sobrio, este preludio tiene una connotación que va más allá del ilimitado horizonte de un paisaje nevado: Recurre a la soledad de los seres humanos, quizás a menudo olvidada, pero que, como el ostinato, es parte subyacente de nuestra historia.

A continuación puedes escuchar la versión del preludio interpretado por la pianista francesa Marcelle Meyer.

Una interesante versión es el arreglo para 16 voces realizado por Clytus Gottwald y que fue grabado por el Coro de Cámara de Stuttgart dirigido por Frieder Bernius.

    Schmitz, E.R. (1966). The piano works of Claude Debussy. Dover