No se pudo encontrar mejor forma de finalizar esta semana avilesina de música religiosa que con una agrupación señera en nuestra tierra (junto con la Escolanía San Salvador de Oviedo) por todo lo que significa Covadonga, y con una selección de su amplio repertorio ex-profeso para la ocasión, una escolanía por la que han pasado muchas voces (algunas reforzaron hoy "su formación") y directores asturianos (entre ellos el actual de la escolanía), hoy en día y como en todos los coros jóvenes, en proceso de renovación como cada curso escolar, aunque siempre fuente inagotable de nuevas voces. Acompañados al órgano en casi todas las obras por Fernando Álvarez Menéndez, otro escolano y actual titular del "homónimo" del Santuario (precisamente muy parecido y de los mismos constructores que el próximo de Santo Tomás), las voces blancas de "la cuna de España" (del Himno con el que cerraron el concierto) deleitaron al público que abarrotó la "Iglesia nueva de Sabugo".
Cruzando de Euskadi a Gran Bretaña llegamos al Ave, verum de Elgar, trasportándonos a la escuela coral inglesa donde niños y hombres cantan con el órgano, esta vez de Covadonga hasta Avilés...
No podía faltar en este concierto algo de nuestro gran Padre Victoria del que a capella interpretaron Popule meus, y Domine, non sum dignus de nuevo con órgano.
No muy interpretado pero otra página muy curiosa de música sacra para coro y orquesta es el Crucifixus de Vivaldi que los escolanos con su organista solventaron con la profesionalidad de sus años, algunos problemas de afinación e inseguridad en las entradas que estoy seguro son fruto de su cada vez menor experiencia. Me consta que trabajan mucho y estos detalles se van puliendo con ensayos y sobre todo tiempo.
De Luis Iruarrízaga (1891-1918) nos dejaron A la madre dolorosa, personalmente lo mejor del concierto, demostrando que son capaces de darlo todo tras la desigual interpretación anterior, y fiel reflejo del buen hacer de los escolanos.