Dicen que cuando el cauce de varios ríos se junta, origina una corriente tan sumamente fuerte, que podría desencadenar incluso la versión fluvial de un tsunami. Algo así se podría decir que sucede, musicalmente hablando, cuando gente de la talla de Roberto Iniesta, Manolo Chinato, Iñaki Uoho y Fito Cabrales se unen bajo el nombre de Extrechinato y tú.
“Extre” por la banda liderada por Robe, “chinato” en honor al gran poeta de la agrupación e “y tú” debido al recién, por aquel entonces, desaparecido grupo Platero y tú. De esta forma tan sencilla se daba nombre a uno de los grupos que revolucionarían el concepto que la sociedad poseía del rock.
Hasta ellos, el rock estaba conformado por letras sinceras, directas, por puñaladas en pleno corazón social a la búsqueda de que alguna que otra conciencia se removiera entre las entrañas de algún despiadado organismo. Letras que, indirectamente, podrían ser consideradas poesía y que iban acompañado por fuertes guitarras y duros golpes a los platos. Pero, con ellos, la poesía protagonizó, indiscutiblemente, el panorama musical, dejando de ser esa sombra de toda canción para saltar al inicio, ecuador o final de un tema en su forma más pura, en un simple recitado, mientras, a su alrededor, la melodía simplemente giraba.
Extrechinato y tú
De entre los diez temas que conforman el primer y único álbum de esta formación, bautizado como “Poesía básica”, uno se alzó como máxima protagonista pero, sin embargo, para nada era inédita. Se trata de “Rojitas las orejas”, tema creado por Fito para sus Fitipaldis, al que el gran Manolo Chinato decidió añadir una par de estrofas creando, así , la perfecta versión de EL tema “fitero” por antonomasia.
Sin embargo, bajo mi punto de vista otros dos temas deberían haber llegado a ser tan protagonistas. La primera y última canción del trabajo. En primer lugar, “A la sombra de mi sombra” en la que, sobre rítmicas y acompasadas melodías, no se pedía nada más que poder olvidar injusticias, miserias, militares, princesas… No querían ver nada de todo aquello que, hábilmente, sabrían cubrir bajo su sombrero de ala ancha, a pesar de que, no obstante, era necesario abandonarlo para “luchar con dos huevos”.
La segunda joya, sin duda, el barullo de versos con lo que Chinato cierra el disco. Ese tema que le da nombre propio a todo este truco de magia, “Manolo Chinato”. Un minuto y poco cargado de pura poesía. Minuto y medio en el que cada centímetro de tu cuerpo irá erizándose segundo a segundo. Minuto y medio en el que no hay espacio para que quepa la más mínima duda de que Extrechinato y tú no debería haber muerto ahí, en ese primer trabajo.
Miriam
Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.
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