A veces descubres voces que, por uno u otro motivo, se te meten en el tímpano de tal manera que solo podrás que pensar en ellas. Hace un tiempo, mi tímpano acomodó en él a la ronca voz de Jere, quien, mientras publica un nuevo trabajo, nos abre boca con “Mientras llega la luz”.
“Mientras llega la luz” fue, en un principio, un EP disponible hace unos meses en la web del artista catalán, en el que se incluían cinco canciones y dos bonus track que, por alguna razón, no habían podido incluirse en “Nassaukade”, su último trabajo. Sin embargo, en vistas de la demanda que tenía, se decidió poner a la venta en sus conciertos y en www.laagenciatienda.es
Así, entre mañanas, cabezas errantes, entendimientos, pérdidas o alguna que otra resaca, Jere nos habla de “la última cena” que se convierte, indiscutiblemente, en la absoluta protagonista de este EP. Una última cena que tiene lugar mientras el mundo se desmorona completamente, mientras somos ajenos, desde nuestra feliz ignorancia, a todo aquello que hace morir día a día a nuestra humanidad.
Jere (extraída de www.jere.es)
Hay algo en su voz. Supongo que sea un matiz, un color. Algo que hace que, aunque esté cantando la canción más optimista del mundo, suene a un grito extremadamente nostálgico. Eso mismo que hace que, aunque escuches esas canciones en el peor momento de tu vida, no te duela escucharlas cuando estés también en el mejor. Esa ronquera tan sumamente dulce que igual que eriza cada centímetro de la más fría piel, construye un nudo en la boca de tu estómago como si de una bola de acero se tratase.
Sin embargo, no sé por qué extraño motivo, la gente no conoce la voz de este melódico mago. Quizás eso es lo que le hace tan especial, eso de saber que eres de las pocas personas que tienen el orgullo de conocer su música, e incluso eso de poder hacerle a mucha gente el gran descubrimiento de sus vidas. De hecho, soy consciente de pocos de los que leáis esto sabréis de quién hablo, así que propondré un sencillo juego: Buscad el disco, ponedlo y cerrad los ojos. Y, por supuesto, olvidad todo lo que yo os haya dicho sobre él, no quiero preconcebiros ningún tipo de idea… sólo quiero que soñéis.
Miriam
Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.
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